El primer ministro de Irak, Haider al Abadi, visitó este domingo la ciudad de Mosul para proclamar la victoria sobre el Estado Islámico (EI), luego de que sus fuerzas liberaran a la ciudad del control del grupo yihadista, poniendo fin así a ocho meses de combates.
En un comunicado, el gabinete de Abadi destacó la liberación de la ciudad y "la gran victoria lograda", ya que la reconquista de Mosul es la más importante victoria de Irak desde que el EI se apoderara de la ciudad en una ofensiva relámpago el 10 de junio de 2014, antes de hacerse con el control de grandes partes del corazón sunita del país y de proclamar su "califato" entre ese país y Siria.
El anuncio de Abadi tiene además un carácter simbólico, ya que fue en Mosul donde el líder del EI, Abu Bakr Al Baghdadi, dio su primer sermón como "califa", llamando a los musulmanes a jurarle lealtad.
La llegada del primer ministro a Mosul coincidió, además, con el anuncio del comandante de las Operaciones Conjuntas, Abdelamir Yaralá, quien aseguró que las Fuerzas Antiterroristas habían logrado acorralar a los yihadistas en una zona del casco antiguo de la ciudad, a orillas de la ribera occidental del río Tigris.
Las fuerzas iraquíes habían lanzado en octubre de 2016 su campaña para recuperar Mosul, la segunda ciudad más importante del país, ubicada en la provincia de Nínive, al norte del territorio iraquí.
Desde entonces, apoyadas por la coalición liderada por Estados Unidos, han combatido la tenaz resistencia de los yihadistas, dejando gran parte de la ciudad, rica en petróleo y tesoros arqueológicos, reducida a escombros, con miles de civiles muertos y cerca de un millón de desplazados. Los últimos enfrentamientos fueron muy violentos y marcados por el uso de suicidas con explosivos en las batallas.
La reconquista de Mosul es un golpe profundo para el EI. Sin embargo, no significa para los analistas el fin de la guerra contra los yihadistas. Eso, porque ellos aún controlan algunas zonas en Irak, y territorios en el este y centro de Siria, donde está Raqqa, la otra capital del autodenominado Estado Islámico.
Según consignó David Witty a France-Presse, analista y coronel retirado de las Fuerzas Especiales estadounidenses, la derrota del EI en Mosul "es un gran golpe para su prestigio", que aísla y debilita un poco más a la organización.
Considerando su momento de apogeo, cuando en junio de 2014 lanzó una gran ofensiva relámpago en Irak, el EI controlaba una superficie comparable a la de Guatemala, con una población de más de 10 millones de habitantes.
Sin embargo, ha perdido más de la mitad de ese territorio, además de miles de combatientes, los cuales no logra compensar con los contingentes de yihadistas extranjeros, cada día menos numerosos.
"A corto plazo, en Irak, el EI va a pasar al terrorismo y a la insurrección en lugar de tratar de controlar abiertamente grandes regiones". Sin embargo, "Irak será, probablemente, víctima de la inseguridad aún por muchos años", considera Witty.
El analista del Instituto para el Estudio de la Guerra en Washington, Patrick Martin, agrega más antecedentes.
Para él, EI "controla todavía un territorio urbano significativo", tanto en Irak como en Siria, aseguró a la agencia France-Presse.
Martin estima, además, que Bagdad "debe tomar medidas para asegurarse de que el avance sobre el EI se consolida en el tiempo".
De lo contrario, el grupo "podría, en teoría, resurgir y apoderarse de nuevas zonas urbanas".
Además, recordó que la organización ya respondió a otros reveses militares con sangrientos ataques, como el atentado con bomba más mortífero jamás cometido en Bagdad, que mató a 320 personas en julio de 2016, que tuvo lugar tras la pérdida por los yihadistas de su bastión de Faluya.
Asimismo, el EI sigue representando una amenaza a nivel mundial. Su ideología y propaganda siguen teniendo fuerte influencia, originando el surgimiento de numerosas células yihadistas, más allá de las fronteras geográficas del "califato".