Irán acusó a Estados Unidos de una intromisión intolerable en sus asuntos internos, en lo que representa la primera afirmación de que Washington ha alentado la amarga disputa por el resultado de las elecciones presidenciales de la semana pasada.
En tanto, manifestantes opositores salieron en gran número a las calles de Teherán a marchar por tercer día consecutivo, como protesta por un supuesto fraude en los comicios.
El gobierno iraní convocó al embajador suizo, que representa los intereses de Estados Unidos en Irán, a quejarse por la interferencia estadounidense, y calificó a la intervención occidental como "intolerable".
Por su parte, un vocero del Departamento de Estado norteamericano, dijo que Estados Unidos se reservaba su juicio sobre la elección y no estaba interfiriendo en los asuntos internos iraníes.
Según informó La Prensa Gráfica, el Presidente Barack Obama, hasta ahora ha reaccionado con cautela ante las acusaciones de los opositores que señalan que el Presidente Mahmud Ahmadinejad se robó la elección y dijo que "comparte la profunda preocupación del mundo sobre la situación pero que no era productivo, dada la historia de las relaciones entre Estados Unidos e Irán, que parezca que nos estamos entrometiendo".
Los dos países rompieron relaciones tras la Revolución Islámica de 1979 y es común en Irán que los políticos de línea dura acusen a la oposición de aliarse con Estados Unidos para derrocar al régimen.