Tras la muerte del científico iraní Mustafá Ahmadi Roshan en Teherán, el gobierno condenó el atentado y dijo que a pesar de lo sucedido nadie frenará sus objetivos "en los campos científicos".
Según el vicepresidente iraní Mohamed Reza Rahimi, en declaraciones difundidas por la televisión estatal IRIB, "los que se dicen defensores del antiterrorismo atacan a los científicos iraníes", pero deben saber que, a su pesar, éstos "están más resueltos que nunca a avanzar en las aspiraciones de la República Islámica".
Acusó de la muerte de Roshan a "agentes de los poderes arrogantes y del régimen sionista", en alusión a EEUU e Israel.
Mustafa Ahmadi Roshan, científico nuclear y profesor universitario de 32 años que trabajaba en la planta nuclear de Natanz, falleció al explotar una bomba adosada a su auto en el norte de la capital.
Este atentado es el último de una serie de ataques en los dos últimos años en los que han muerto prominentes científicos iraníes, supuestamente vinculados al controvertido programa nuclear del régimen, que acusa a Israel de estar detrás de estos asesinatos. En enero de 2010, los científicos Majad Shahriari y Masud Ali Mohamadi, murieron en sendos atentados.
En otro de esos ataques, en noviembre de 2010, resultó herido Fereydum Abasi Davani, investigador adscrito a la poderosa Guardia Revolucionaria iraní, que tras el atentado fue nombrado jefe del Organismo iraní para la Energía Atómica.
Roshan, según la agencia Mehr, ocupaba en la actualidad el cargo de subdirector del departamento comercial de la central de Natanz, el principal escenario de enriquecimiento de uranio del país, con unas 8.000 centrifugadoras y el lugar donde el régimen pretende producir combustible nuclear de forma industrial.
Gran parte de la comunidad internacional, con Estados Unidos e Israel a la cabeza, acusa al régimen iraní de ocultar, bajo su programa civil, otro de naturaleza clandestina y ambiciones bélicas cuyo objetivo sería construir armas nucleares, lo que Teherán niega.