La Policía iraní arrestó a ocho nuevos sospechosos por su presunta conexión con el atentado suicida que el pasado 15 de diciembre mató a 38 personas en el puerto meridional de Chabahar, en la frontera con Pakistán.
Así lo anunció hoy el ministro iraní de Interior, Mohamad Mustafa Nayar, quien volvió a pedir a Islamabad que colabore en la captura y la extradición a Irán de los líderes del grupo suní baluchi rebelde Yundulá (Ejército de Dios), que asumió la autoría de la citada matanza.
El ministro no aportó más detalles y se limitó a indicar que el ingente tráfico de droga en la frontera entre Irán, Pakistán y Afganistán se ha convertido en una de las principales vías de financiación de la insurgencia en la zona.
"Desgraciadamente, el terrorismo se ha convertido en un problema para Irán y la zona y los conspiradores utilizan estas herramientas para alcanzar sus objetivos", señaló Nayar en alusión a las potencias occidentales.
El responsable agregó que "el apoyo económico del terrorismo es la droga... pero Irán lucha seriamente contra estas acciones y proseguirá con ello con fuerza".
"Las fronteras de Irán con los países vecinos son seguras y están protegidas y por eso pedimos al ministro pakistaní que haga lo mismo. Irán y Pakistán tienen muy buenas relaciones pero el los poderes dominantes quiere oscurecer la relación", añadió en una nueva alusión a Estados Unidos y el Reino Unido.