En una decepcionante señal para las potencias mundiales antes de las próximas conversaciones con Irán, Teherán comenzó a instalar maquinaria ultramoderna en su principal sitio de enriquecimiento de uranio con capacidad para acelerar la producción de combustible para reactores y que con ciertas mejoras a futuro permitiría también desarrollar el núcleo de las ojivas nucleares, afirmaron algunos diplomáticos el miércoles.
Irán ya había informado la semana pasada que había iniciado la instalación de nuevas centrífugas de enriquecimiento, pero un diplomático dijo en esa ocasión que el anuncio fue prematuro, pues sólo "un pequeño número" del equipo estaba en su sitio y no se había instalado.
Sin embargo, los diplomáticos dijeron el miércoles a The Associated Press que la instalación ya estaba avanzada y que los inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) habían visto casi un centenar o más máquinas emplazadas cuando recorrieron el lugar hace unos días. Dependiendo del cálculo de los expertos, la nueva generación de centrífugas pueden enriquecer uranio tres o cinco veces con mayor rapidez que el actual modelo que tiene Irán.
La República Islámica insiste en que no desarrolla un programa de armas nucleares, sino que sólo enriquece uranio para el combustible de su reactor, con propósitos científicos y médicos, tal como lo permite la ley internacional.
Empero, muchas naciones tienen sospechas de que Irán realizó actividad clandestina después que no logró ayuda internacional para su programa de enriquecimiento de uranio en la década del 80. Habría trabajado en secreto hasta que sus actividades fueron reveladas hace una década. Las propuestas más recientes para realizar embarques internacionales del combustible atómico a cambio de concesiones de enriquecimiento por parte de Irán han fracasado, en medio de recriminaciones mutuas.
El inicio de la modernización de las centrífugas en Natanz, el principal sitio de enriquecimiento de Irán situado al sureste de Teherán, choca con los esfuerzos de las potencias mundiales de lograr que Teherán reduzca esas actividades. La situación perjudicaría el progreso de las conversaciones del 26 de febrero en Kazajstán entre las partes, con lo que se sumaría a una serie de fracasos en las negociaciones.
Los tres diplomáticos que dieron declaraciones el miércoles a la AP participan en los intentos de la AIEA, con sede en Viena, de vigilar el programa atómico de Irán. Los tres pidieron mantenerse bajo anonimato porque no contaban con autorización para hablar sobre información confidencial.