El Parlamento iraní respaldó hoy la línea maestra del controvertido plan de reforma de los subsidios que presentó el pasado marzo el presidente, Mahmud Ahmadineyad, y que los propios diputados excluyeron de los presupuestos generales del Estado.
Según la prensa local, el plan general de acción fue apoyado por 188 de los 290 diputados que componen la Cámara, aunque algunos detalles financieros deben aún ser votados de nuevo, probablemente este lunes.
La misma ley fue rechazada hace siete meses debido, según la mayoría de los parlamentarios, a que existía un riesgo probable de que espolee la inflación.
De acuerdo con el espíritu de la nueva ley, el Gobierno recortará los subsidios a la gasolina, el gas y la electricidad y los sustituirá por ayudas directas a los ciudadanos dependiendo de sus ingresos.
El ministro de Economía, Shamsedin Hoseini, defendió hoy ante la Asamblea esta medida populista que, en su opinión, no solo no creará más inflación si no que "atacará a las raíces" de la misma.
La inflación se ha convertido en uno de los principales caballos de batalla de la débil economía iraní, que atraviesa una profunda crisis.
Según las cifras oficiales, ha descendido por debajo del 25% en los últimos meses, una cifra que no refleja la situación en la calle donde los precios se disparan día tras día.
Algunos expertos independientes la sitúan en torno al 40%, un porcentaje que niega con vehemencia el Gobierno.
Irán concede a cada vehículo excluidos los considerados de lujo, como los todoterreno una cantidad fija mensual para el consumo subvencionado de gasolina, que mantiene el litro por debajo de los 10 céntimos de euro.
Este fin de semana, el ministro de Petróleo, Mohsen Mirkazemi, se quejó de que esos subsidios son una de las causas de que se haya tenido que interrumpir la inversión y parar decenas de proyectos petroleros.