Los iraquíes comenzaron hoy a votar para elegir un nuevo Parlamento entre grandes medidas de seguridad y con el anhelo de un cambio en el modo de gobernar el inestable país, marcado por la división política y la violencia.

Los votantes tienen que superar para entrar en los colegios electorales tres puestos de control de la Policía, el Ejército y las fuerzas especiales, donde son identificados y registrados, según pudo constatar Efe.

Hay francotiradores apostados en los edificios altos y agentes en las azoteas de algunos colegios -a los que los uniformados tienen prohibido entrar con armas-, mientras que helicópteros militares sobrevuelan continuamente Bagdad. 

Pese a estas medidas de seguridad, al menos diez personas han muerto hasta ahora por el estallido de varios artefactos cerca de colegios electorales en distintos puntos del país.

La participación alcanzó un 34% a mediodía, informó en una conferencia de prensa el miembro de la comisión electoral iraquí, Maqdad al Sharifi.

El responsable agregó que las autoridades cerraron un total de 39 centros de votación en varias provincias del país por razones de seguridad.

Por otra parte, la Comandancia Militar de Bagdad, que coordina la seguridad de la capital iraquí, anunció que levantó parcialmente la prohibición de circulación de los vehículos en Bagdad para permitir que los votantes lleguen a los colegios electorales. 

Las urnas se abrieron a las 07.00 hora local y se cerrarán a las 18.00.

La coalición chiita Estado de Derecho, encabezada por el primer ministro saliente Nuri al Maliki, parte como favorita en los comicios y pretende conseguir una mayoría parlamentaria para formar el Ejecutivo sin necesitar el apoyo de otros grupos políticos.

Las autoridades de seguridad iraquíes impusieron una plan especial para proteger la cita electoral de los ataques terroristas y, entre varias medidas, han prohibido desde las 22.00 hora local de ayer la circulación de los vehículos en Bagdad.

Unos veinte millones y medio de iraquíes están llamados a las urnas en esos comicios que son los primeros desde la retirada definitiva de las tropas estadounidenses del país y los cuartos desde la caída del régimen de Sadam Husein en 2003.