De todos los delanteros con los que cuenta Darío Franco, el que menos minutos había tenido en este comienzo de año, incluyendo los tres torneos en los que ha participado Universidad de Chile, era Isaac Díaz. El ex delantero de Huachipato y Ñublense había visto la mayoría de los partidos desde la tribuna, pese a ser el único centrodelantero que hay en el plantel. Sin embargo, el domingo ante San Marcos de Arica jugó más de 30 minutos en la goleada de la "U".

"La verdad es que no sé si se habrá notado desde afuera, pero tenía muchas ganas de jugar. Quizás  lo mejor, más allá del resultado que fue espectacular, fue haberme sentido cómodo dentro de la cancha. No me mató la ansiedad y creo que en líneas generales lo hice bien", afirma el denominado "Toro de Fresia", que con un par de jugadas despertó al público que llegó a Santa Laura, que hace rato lo venía exigiendo en la cancha.

A muchos le llamaba la atención que siendo el único "9" del plantel, no jugaras en un equipo falto de gol. ¿Qué pensaba en esos momentos?

Primero, nunca me vine abajo. Tampoco le pregunté al director técnico por qué no jugaba. Jamás hablé con él sobre mi situación en el plantel. Sólo me dediqué a seguir trabajando, porque sabía que alguna vez iba a jugar. Ya con Unión Española tuve la chance y ahora me tocó de nuevo. Y esta vez sí quedé conforme.

Pero era tan poco lo que lo consideraba Franco que quizás hubiese sido mejor ir a préstamo.

Eso jamás se me pasó por la cabeza. Por suerte siempre hubo una voz de aliento en el plantel. Muchos compañeros se acercaron para hablarme y de algún modo darme consejos.

¿No estará pagando el noviciado por venir de la Primera B?

No creo. Además, si me preguntas  si hay mucha diferencia entre una división y otra, te digo que no. Incluso te diría que en Primera hay más espacio y no se corre tanto. Eso sí, no te puedes equivocar.  Acá sólo tienes una ocasión por partido y por lo mismo no se debe fallar.

¿De verdad le parece que no hay muchas diferencias?

A mi juicio no. En Primera B se corre muchísimo, incluso más que en Primera. Eso te lo puede confirmar cualquiera que conoce la división. Claro, ahora en Universidad de Chile tengo que acostumbrarme a otras cosas. Estoy adaptándome a muchas situaciones. Pero me tengo confianza.

¿Cuánto puede influir en la consideración del técnico una actuación como la del domingo?

Eso no lo sé. Sólo tengo que pensar en que cada vez que entro a jugar, debo dar lo mejor. En este equipo no tengo margen de error, porque llegué como refuerzo y debo demostrar esa condición.

Quizás al ser el único centrodelantero en este equipo y al que efectivamente le cuesta mucho convertir,  la exigencia es mayor.

Sé que juego con esa presión. Más allá de la exigencia que significa estar en el club más grande de Chile, tengo claro que me trajeron para hacer goles. Es una mochila a la que debo acostumbrarme lo más rápido posible. En todos los equipos, los refuerzos están obligados a mostrar un plus, algo más que los que ya estaban. Y en mi caso, tengo que convertir. Pero al mismo tiempo tengo asumido que debo convertir la opción que tenga.

Justamente ante San Marcos tuvo una clara, pero la desperdició... 

Me faltó un segundo de tranquilidad para definir. Por la noche revisé el partido y me di cuenta de ese detalle. Y hubo otra en la que no tuve mucho ángulo de remate y privilegié el centro atrás. Quizás debí ser egoísta, como somos los goleadores, pero no puedo pensar sólo en mi beneficio. Acá primero está el equipo.