Por mucho que la cúpula militar y los líderes de la llamada oposición egipcia traten de edulcorar el golpe de Estado en Egipto, la primera acción de las nuevas autoridades fue el habitual de todos los golpes: la represión de los líderes del régimen anterior. Ayer, las fuerzas del orden procedieron a arrestar a 300 dirigentes del movimiento islamista de los Hermanos Musulmanes y levantaron varios procesos judiciales en su contra. Entre ellos, el ex rais Mohamed Morsi. Fuentes de la cofradía apuntan a que Morsi está retenido en el Ministerio de Defensa, no muy lejos del Palacio de Ittihadiya, su residencia hasta el miércoles.
Según el diario Al Ahram, algunos de los principales líderes del grupo, como Saad Katatny, antiguo presidente del Parlamento; Mohamed Badie, su guía espiritual, o el propio Morsi estarían procesados por "insultar" al Poder Judicial. Probablemente, estos líderes han tenido una sensación familiar al entrar a sus celdas, ya que fueron encarcelados en repetidas ocasiones durante el régimen de Hosni Mubarak (1981-2011). En una ironía del destino, los antiguos adversarios podrían terminar siendo ahora vecinos, ya que algunos de los dirigentes islamistas han sido conducidos a la prisión de Tora, la misma donde están detenidos Mubarak y sus hijos.
El acoso contra el poder islamista también ha incluido el cierre de cuatro canales de televisión acusados de incitar a la violencia contra las autoridades. Entre estas cadenas está la filial de Al Jazeera en Egipto. Estos ataques incluso suscitaron la solidaridad del Frente Nacional de Salvación, la coalición opositora al poder islamista que pactó la hoja de ruta con la cúpula del Ejército.
La histórica organización islamista ha condenado la acción del Ejército. "Los procedimientos anunciados por el mando general de las Fuerzas Armadas representan un golpe de Estado y eso es completamente inaceptable", declaró Morsi en un comunicado. Sin embargo, el órgano central del partido hizo un llamado a sus miembros a no recurrir a la violencia. Una actitud similar exhibió el brazo político de la Gama Islamiya, un grupo terrorista durante los años 80 y 90. Ambos conglomerados están agrupados en una plataforma de partidos islamistas que ha convocado para hoy a una gran manifestación bajo el lema: "Viernes de la ira". Pese a los llamados a la calma, desde el anuncio del golpe de Estado se han producido disturbios violentos en varias provincias, que se han saldado con 14 muertos.
A la espera del nuevo gobierno, que será formado por tecnócratas y tendrá amplios poderes, el nuevo régimen ya cuenta con un presidente investido. Se trata de Adli Mansur, el jefe del Tribunal Constitucional, que por la mañana de ayer juró su cargo en la sede de la institución. Aunque Mansur tendrá asignada la importante tarea de fijar la fecha para la celebración de las próximas elecciones, su cargo será más bien testimonial, ya que se espera que el gabinete cuente con poderes muy amplios. Sin embargo, a nadie se le escapa que el verdadero hombre fuerte de este segundo período transicional es el jefe de las Fuerzas Armadas, Abdel Fattah al Sisi.