Cuando la máxima en Santiago llega a los 34 °C, en algunos sectores de la capital la temperatura puede superar los 40 grados; una diferencia que es explicada por las llamadas islas de calor, sectores de la ciudad en que el calor se acumula debido a su diseño, tipo y material de construcción, y la presencia o no de áreas verdes. Maipú y Ñuñoa es donde más se notan.

El dato corresponde a un estudio liderado por Hugo Romero, del laboratorio de Medio Ambiente y Territorio, del departamento de Geografía de la U. de Chile, que durante los últimos 10 años ha instalado una red de medidores de temperaturas en Antofagasta, Calama, Copiapó, Caldera, Santiago, Valparaíso, Concepción y Chillán. De ahí se desprende que las islas de calor urbano son altamente dinámicas, y se desplazan diaria y horariamente.

Pamela Smith, parte del equipo de trabajo de la U. de Chile, explica que la red registra la temperatura a cada hora (aunque sólo pueden recolectar los datos cada 6 meses), con lo que han constatado que en todas las ciudades estudiadas se produce el fenómeno. "Las ciudades, por los materiales que tienen, además de absorber mucho calor durante el día, lo van liberando más lentamente después de la puesta de sol, por eso se mantiene más caliente aun cuando no reciban su influencia", dice.

En Santiago, por su complejo diseño urbano, se genera un mosaico de microclimas que puede provocar diferencias de 5 ó 6 grados a una misma hora, dice Smith. "Por lo mismo, cuando vemos que la estación de la DMC alcanza los 35-36 °C hemos observado que en algunos de nuestros registradores esas temperaturas se superan", indica. Hay momentos en que puede haber 9 grados de diferencia entre los sectores más cálidos y los más fríos de la región.

De acuerdo al mapa elaborado con las temperaturas promedio de 2010 a 2016, si la temperatura fue 15,84 °C en Quinta Normal, hubo puntos de la ciudad (en Lo Espejo y San Miguel) donde se superaron los 20 °C, mientras en otros (en Renca o Cerro Navia) se produjeron islas de frío y la temperatura no pasó de los 16 ºC. Pero durante las temperaturas máximas absolutas, cuando el termómetro registró 37,84 °C en Quinta Normal, en sectores de Maipú y Ñuñoa llegaron cerca de los 47 °C.

Smith explica que en las zonas climáticas que se dan en las ciudades influyen la densidad de la construcción (si hay más o menos vegetación) y la altura de la edificación. "Las construcciones actuarían aumentando la temperatura, mientras la vegetación la disminuye. En esos lugares donde vemos la matriz más abierta, existe más vegetación, no sólo áreas verdes públicas, sino al interior de la vivienda (jardines), habría menor temperatura, hay humedad natural que permite enfriar más rápido el aire y eso favorecería que existieran mejores condiciones en términos climáticos", dice. En la Región Metropolitana eso se ve, sobre todo, en el sector oriente.

Resto del país

En regiones se ven algunos matices, sobre todo en zonas áridas y semiáridas. En Copiapó, por ejemplo, durante la tarde se produce una isla fría, pues está en un entorno árido y es la ciudad la que concentra vegetación, sin embargo, de noche se trasforma es una isla de calor, por el material de construcción que retiene el calor.

En las ciudades costeras, como Valparaíso, la isla de calor es menos intensa, aunque las construcciones y vegetaciones, también actúan como factores que explican la temperatura y la isla de calor se asocia al sector más plano de la ciudad.

"Uno de los comportamientos más intensos de la temperatura se da en Chillán. El año pasado registró 4 eventos de olas de calor y las temperaturas más altas del periodo; sobre 36 °C en la estación del aeropuerto, por lo que al interior eso puede ser 39 -40 °C. Chillán es un caso de estudio, porque estando al sur registra temperaturas muy altas", señala Smith.

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