Ismael Serrano (36) está como en el living de su casa. Y la imagen funciona abajo y arriba del escenario: cuando los focos no están encendidos, el cantautor se mueve como uno más del pequeño equipo que lo acompaña durante este mes en la gira española que muestra su nuevo disco, Acuérdate de vivir (2010).
Es sábado 8 de mayo en Valencia y el madrileño espera un taxi fuera de un hotel junto a sus músicos, para luego enfilar hacia un restaurante especializado en arroces, la tradición y el orgullo de la ciudad. Ahí, junto a su círculo íntimo, husmea la especialidad de la casa, espera a su novia argentina, descorcha un vino blanco espumoso y se larga a hablar de inmigración, historia española, trova y también del terremoto chileno.
Pero la metáfora del living hogareño es más pública y directa en escena: un sillón rojo, un telón con la imagen de una biblioteca y un ambiente que simula un departamento son los recursos escenográficos del tour que ofrece su show más logrado y dinámico a la fecha, y que lo alza como uno de los cantautores más populares nacidos en España en la última década. Se trata del mismo periplo que recaló en el Palacio de los Congresos de Valencia, el pasado fin de semana, y que llegará en agosto a Chile, país donde partió dando charlas universitarias y, en sus últimas visitas, ha logrado llenar el Caupolicán y el Movistar Arena.
"No me gusta pensar que los conciertos son sólo una sucesión de canciones. Me gusta darle un carácter teatral a la puesta de escena y generar una trama, a través de una serie de historias que dan pie a las canciones", describe Serrano para aludir al carácter que cruza su nueva propuesta y que también lo obsesiona como artista: entre tema y tema (una treintena en casi tres horas), intercala historias de personajes urbanos que presenta como sus vecinos, como la octogenaria que escucha boleros o los egipcios que bailan música autóctona.
Todo contado con un estilo que rasguña el stand-up comedy y que tiene un notable intercambio de chistes con su baterista, lo que también sirve para definir su estilo: Serrano no habla desde un púlpito inmaculado, como Arjona, ni tampoco se empecina sólo en la canción protesta, como Silvio Rodríguez.
"Sólo busco un sonido y una madurez que me identifique y este tour es una muestra de ese crecimiento. Hay un impulso por presentar nuevos sonidos y también, por asumir mayores responsabilidades", dice el artista cuyo timbre vocal lo asemeja a Joan Manuel Serrat. "Reconozco mi deuda con él, pero jamás me compararía", completa.
La búsqueda de su identidad también se tradujo en un álbum donde mezcla la trova, el jazz, la salsa y la chacarera. Además, este año volverá a actuar en cine bajo la dirección de Juan Pablo Martínez, el mismo con el que trabajó en la cinta El hombre que corría tras el viento. "Eso demuestra la complejidad de un cantautor", cierra.