El Instituto de Salud Pública (ISP) pretende consolidar una red de cooperación pública y privada que permita vigilar todos los ángulos posibles por los que pueda entrar el cólera a Chile.

Ese fue el objetivo principal de una jornada de trabajo llevada a cabo esta mañana en el ISP, y contó con la participación de representantes de laboratorios clínicos y ambientales tanto del sector público (hospitales y Seremis a través de videoconferencia) como privado (clínicas y laboratorios de microbiología de empresas sanitarias).

 Al inaugurar la cita, la directora del ISP, María Teresa Valenzuela, recordó la experiencia ya ganada por el país en el brote de cólera de 1991 y colocó el acento en la coordinación con los actores encargados de vigilar el medioambiente, además del trabajo que ya se hace con la red de laboratorios clínicos.

 "Lo que hoy día estamos haciendo es algo inédito para una colaboración muy activa con la Superintendencia de Servicios Sanitarios y con Directemar, de manera tal de asegurarnos que todos los ángulos posibles por donde puede entrar el vibrio cólera estén preparados para identificarlo, dar la alerta inmediatamente y evitar que afecte a las personas", afirmó la directora.

 Añadió que lo principal es que "aseguremos que el agua potable que está consumiendo la población sea realmente de óptima calidad, que las plantas de tratamiento de aguas servidas estén funcionando en sus mayores niveles, que todo lo que se utiliza como aguas de regadío de hortalizas, frutas y verduras que crecen a ras de suelo, cumplan las condiciones".

 A su vez, el superintendente (s) de Servicios Sanitarios, David Peralta, explicó que Chile tiene una cobertura de 83,3% para el tratamiento de aguas servidas, o dicho de otra forma, las aguas servidas de 12,3 millones de habitantes sobre depuradas y saneadas antes de ser devueltas.