La muerte de cuatro judíos la semana pasada en un supermercado kosher de París, dos días después del ataques contra la revista Charlie Hebdo, ha vuelto a sembrar el temor entre la comunidad hebrea francesa, la más grande de Europa, y podría gatillar una nueva oleada de emigración hacia Israel (aliá), que ya en 2014 registró una cifra récord.
Precisamente ayer, durante los funerales en Jerusalén de las cuatro personas asesinadas por Amedy Coulibaly, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu insistió, como lo ha hecho en los últimos días, que los judíos franceses emigren a Israel, algo que el fin de semana provocó algunos roces con las autoridades galas. "Los judíos tienen el derecho a vivir en muchos países del mundo, en plena seguridad. Pero hay una sola tierra que es su patria histórica y que los recibirá siempre con los brazos abiertos. Israel es la verdadera casa de todos nosotros", afirmó Netanyahu.
El Presidente israelí, Reuven Rivlin, matizó ese llamado al sostener que los judíos franceses "son bienvenidos (…), pero no pueden volver al hogar ancestral por desamparo, por desesperanza, a causa de la destrucción o de los tormentos del terrorismo y del miedo. Queremos que elijan a Israel por amor a Israel".
El año pasado más de 7.000 judíos franceses hicieron la aliá, el mayor flujo desde la creación del Estado de Israel, en 1948. Entre quienes emigraron en 2014 estaba Rafael Braham, de 14 años, y su madre. Su padre, Philippe Braham, no lo hizo y fue una de las víctimas mortales de la toma de rehenes en el supermercado de París, el viernes. "Si yo no hubiese venido a Israel, quizá habría estado con mi padre en la tienda y ahora estaría muerto", declaró Rafael al portal israelí Ynet.
Como una forma de aplacar este clima de tensión entre la comunidad judía francesa, que llega a los 550.000 miembros, la tercera del mundo tras la de Israel y la de Estados Unidos, las autoridades francesas pusieron en marcha una amplio dispositivo de seguridad para proteger sinagogas, colegios judíos y lugares sensibles.
Sin embargo, el antisemitismo no es algo nuevo en Francia. Según el Servicio de Protección de la Comunidad Judía, el número de actos antisemitas casi se duplicó en los siete primeros meses de 2014 respecto de 2013.
A la luz del escenario actual, Natan Sharansky, jefe de la Agencia Judía -que promueve la emigración a Israel- dijo que se estima que en 2015 unos 15.000 franceses judíos se instalen en el Estado hebreo, casi cinco veces lo registrado en 2013, cuando fueron 3.300. El nuevo impulso a la emigración judía se produjo después que en marzo de 2012 un radical islámico mató a tres niños y a un profesor afuera de una escuela hebrea en Toulouse.
Y tras los hechos de la semana pasada, el Ministerio israelí de Aliá e Integración dice estar preparado para "un verdadero aluvión" de nuevos llegados desde Francia. El Instituto de Política del Pueblo Judío, con sede en Jerusalén, estima incluso que en los próximos 15 años la mitad de los judíos dejará Francia y habrá emigrado a Israel y a otros lugares, principalmente a Estados Unidos.
Entre los futuros emigrantes podría estar el propietario de la tienda de comida kosher atacada el viernes. "Por poco no sobrevivo, como mis empleados y clientes que murieron. No puedo seguir en París, me iré a Israel", dijo el dueño de la tienda a su hermano, que fue citado por el diario alemán Bild.