El presidente israelí, Reuvén Rivlin, y el primer ministro, Benjamín Netanyahu, aseguraron hoy que su país seguirá trabajando para que los judíos que abandonaron los países árabes vecinos a partir de 1948 sean compensados por la pérdida forzada de sus bienes.
"Los países árabes no aceptaron la declaración de la ONU para la creación de un estado judío, y forzaron a los judíos a abandonar sus casas y dejar atrás todas sus propiedades", afirmó hoy Netanyahu con motivo del Día de Conmemoración del Éxodo y Expulsión de los llamados judíos "mizrahim" (mesorientales).
Y aseguró que "seguiremos actuando en el futuro para que estos bienes sean restituidos".
La conmemoración, legislada por el Parlamento (Kneset), se celebra por primera vez en Israel, país al que llegaron la mayoría de esos judíos, aunque también arribaron a España, Francia, Gran Bretaña y el continente americano.
Según distintos cálculos, entre 800.000 y 900.000 judíos abandonaron los países árabes del Magreb y de Medio Oriente entre 1948 y 1975 a raíz de una ola de antisemitismo generada por la fundación del Estado de Israel.
En la conciencia israelí sionista askenazí (centroeuropea) de la época, los emigrantes nunca fueron reconocidos como "refugiados" -a final de cuentas, pensaban, habían regresado a su hogar nacional- , y sus demandas fueron desoídas durante décadas.
"Hay que dar a conocer su historia en la esfera internacional para corregir una injusticia histórica", subrayó Rivlin al demandar que sean recompensados por las pérdida de sus bienes.
El Gobierno israelí recoge testimonios y documentación de estos emigrantes desde hace décadas, pero sólo hace tres años empezó a sugerir que en el marco de un acuerdo con los palestinos -que a su vez piden resolver el problema de sus refugiados- ha de incluirse el resarcimiento económico a los judíos que abandonaron los países árabes.
Meir Kahlon, presidente de la Organización Mundial que reúne a este colectivo, señaló en ese sentido que "hasta ahora, solo se hablaba de los refugiados árabes y no de los refugiados judíos".
"Las naciones árabes no aceptaron el plan de partición de la ONU, y entonces comenzaron los disturbios contra los judíos", agregó en al establecer una similitud con el problema de los refugiados palestinos y el de estos judíos.
Las comunidades judías en los países árabes llegaron a superar el millón de personas a principios del siglo XX, aunque en la actualidad se calcula que su número no supera los 4.000, sin incluir a Irán.