It: habla el director que trae de regreso al payaso asesino
El argentino Andrés Muschietti fue el encargado de revivir en pantalla el clásico de terror basado en la novela de Stephen King. "Pennywise no perdona a nadie", dice.
Para quienes crecieron en los 90, It era un secreto a voces. Venía en dos VHS que se arrendaban en los video clubs y entregaban una cuota importante de terror, de aquel que luego no te dejaba dormir. El payaso, llamado Pennywise, está en las pesadillas de varias generaciones.
La cinta original, que se estrenó en la TV en Estados Unidos, contaba con dos partes, está basada en el libro del mismo nombre escrito por Stephen King. La nueva cinta -que llega a salas nacionales este jueves-, dirigida por el argentino Andrés Muschietti (Mama, 2013), y producida por su hermana, Bárbara Muschietti, está basada en la versión de los 90, pero está contada bajo los cánones estéticos actuales. Hay efectos especiales, hay sangre, miedo y terror. Y también está la historia de un grupo especial de niños -los perdedores-, quienes deciden enfrentar sus miedos durante el verano de 1989 y luchar contra Pennywise, el payaso asesino que tiene a todo un pueblo de Derry bajo su influencia.
La película -a cuya ronda de prensa en Hollywood fue invitada La Tercera por la distribuidora Warner- es una fábula donde los niños son protagonistas, pero los mismos actores no podrían entrar al cine a verla, porque la cinta no es para Todo Espectador. Bárbara, la productora, explica: "Desde la primera reunión se sabía, porque es violencia contra niños". Andrés, el director, agrega: "La idea era respetar la esencia del libro: desde la primera página, le arranca un brazo a un niño y se lo come".
La película es un gran un homenaje a los 80, se siente como cintas tipo Los Goonies (1985). Pero haber sido niño y no haber podido ver visto esas películas es un poco raro, ¿no?
Sí, es que tiene un poco de cada mundo. Tiene la parte Amblin (Entertainment), como Los Goonies, pero también tiene un costado muy oscuro. Ninguna de esas películas tenía una violencia semejante. Pero me parece que ahora es el momento en que se puede hacer una cinta para mayores con los elementos nostálgicos, pero respetando la esencia de un libro como It, que es mucho más oscuro. Las muertes del libro son muy violentas, la madre sube al baño y encuentra a su hijo incrustado en el inodoro con la columna toda rota y le falta una pierna. Esos son los picos de grotesco a los que Stephen King llega en el libro. Es esencial mostrarlo con ese nivel gráfico de violencia porque ahí estableces el poder letal de Pennywise y si demuestras que Pennywise no perdona a nadie, ni siquiera a un inocente niño de 6 años, entonces ya defines al monstruo.
¿A qué le tiene miedo?
A fallar (Risas). Mi mayor interés a la hora de hacer películas de terror es conectar nuevamente con el niño que tengo adentro. Los sentimientos más profundos son cuando tenía seis o siete años y veía películas o leía historias de terror y hay algo que no te pasa de nuevo, en ese nivel de intensidad. El volver a esas emociones tan fuertes es algo que necesitas. Eso es lo que me lleva a dirigir películas de terror. La parte más irónica de hacer películas de terror es que no te da miedo, eso es para otras personas.
Siendo argentino creció en unos años 80 diferentes a los de la película. ¿Cuánto de sus años 80 puso en la película?
Era diferente, porque en Sudamérica uno crece con menos estímulos.
No daban Batman en el cine, por ejemplo…
Sí, la daban, la mayoría de la cultura estadounidense la teníamos, pero…
No en pequeños pueblos, quizás en las ciudades grandes.
Sí, nosotros crecimos en un suburbio y esa es una de las cosas que me hacen feliz de haber crecido ahí, no había muchos estímulos, había cuatro canales en la TV. Yo no tenía videojuegos. La dispersión de lo digital empezó en los 80, pero yo estaba muy conectado con el mundo exterior; pasaba horas andando en bicicleta con mis amigos y yendo a lugares extraños en el vecindario. Por eso (la película) no es un mundo extraño para mí. Cuando lees el libro, todo lo que le pasa a los losers es algo con lo que me puedo relacionar fácilmente, cosas que recuerdo.
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