Escritor, historiador y lector voraz, el peruano Fernando Iwasaki (52) cree en las historias. Pueden ser reales o ficticias, novelas o ensayos, pero siempre tienen una narración en común. Algo de esa visión miscelánea discutirá durante su visita a Chile, el 17 y 18 de abril próximo, para participar en el ciclo La Ciudad y las Palabras, del Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos de la UC, auspiciado por La Tercera.
"Para mí sería imposible escribir sólo novelas o cuentos", dice el autor de Neguijón (2005). "Me parece extraordinario que otros narradores cultiven de manera genial un único registro, pero los que no somos genios, no tenemos más remedio que hacer un poquito de todo", señala.
Ese surtido se comprueba en sus recientes publicaciones, entre las que están sus crónicas de Una declaración de humor (2012) y Papel carbón (2012), compilación de sus primeros relatos escritos realizados entre los 22 y 32 años. Sus textos van desde lo más sencillo a lo experimental, y en ellos se exploran géneros tan diversos como el policial, la fantasía, el terror y hasta la literatura erótica.
Para este año reserva otra publicación de ensayos y crónicas, que se titulará El laberinto de los cincuenta.
Radicado en España desde 1989, Iwasaki presentará en Chile el seminario Lima y Sevilla, escribir desde ciudades literarias, que se extenderá durante dos días. "Son ciudades donde he vivido. Lima es el escenario de las novelas de Vargas Llosa y Bryce Echenique, así como de los cuentos de Julio Ramón Ribeyro y Alonso Cueto, por no hablar de Tradiciones peruanas, de Ricardo Palma, o de obras universales como Moby Dick, de Melville. Y Sevilla ha sido la puerta europea de América", explica. "También hablaré de escritores chilenos que dejaron huella en Sevilla, como Rafael Sanhueza Lizardi, Vicente Huidobro, Joaquín Edwards Bello, Augusto D'Halmar, Teresa Wilms Montt y Roberto Bolaño".
Este último fue especialmente influyente en su literatura. "Durante años intercambiamos cartas y postales con Bolaño, antes de conocerlo personalmente un mes antes de su fallecimiento", recuerda Iwasaki.
Bolaño fue el inspirador de España, aparta de mí estos premios (2009), un volumen de historias donde recomienda a los autores escribir "un cuento como 'célula madre' literario que puedas clonar para cada concurso". Era una referencia a las anécdotas del chileno, quien solía confesar que enviaba el mismo escrito a muchos concursos literarios, aunque estuviera fuera del reglamento. "Me encantaba su sentido del humor, su vivencia agónica de la escritura, su insolencia literaria y su erudición gamberra", dice el escritor.