Jack White (38) lucía registros de velocista arañando marcas olímpicas. Dos semanas demoró en concebir Elephant (2003), su álbum bisagra al frente de The White Stripes; apenas tardó una sola en armar su antecesor, White blood cells (2001); y sólo cronometró tres horas y 55 minutos en grabar, fabricar y poner a la venta su último single, Lazaretto, que en abril se convirtió en el disco más rápido de la historia.

Pero para su último título -bautizado igual que el sencillo-, el músico quiso llegar a la meta sin agitarse: el proceso tras Lazaretto se extendió por dos años, desde que en 2012 trabajó los primeros temas junto a su banda, hasta la serie de giros con que las canciones se fueron macerando en las temporadas siguientes, rematando en un resultado que desde ayer está online.

"Pensé: '¿Cuál es el desafío de tomarse más tiempo en un ejercicio que siempre hago rápido?'. No quería hacerlo todo en 20 minutos para después tomarme vacaciones", explicó el oriundo de Detroit, en torno a un período donde no sólo cuajó su obra más acabada, sino que también enfrentó algunos de sus trances más complejos y profundizó una personalidad que siempre transitó entre el hermetismo y el conflicto. La misma que ha explotado en la víspera del trabajo que sucede al aplaudido Blunderbuss (2012).

Pero no es la primera vez. Ya su debut en solitario de hace dos años fue acompañado por un documental que lo mostraba dándole un puñetazo al actor Gary Oldman. Más tarde se reveló que todo era broma. Pero, para esta vez, los golpes han sido en serio. Todo comenzó el año pasado, cuando firmó el divorcio con su ex mujer, Karen Elson, quien además interpuso una orden judicial para evitar que se acercara a ella y sus dos hijos.

Como un estratega de la imagen, White confesó en algunos medios que no quería ser visto como un padre violento, por lo que presentó al mismo tribunal una serie de correos electrónicos donde su ex pareja lo definía como un "padre increíble". Como un autogol, esos mismos documentos contenían otros diálogos viscerales: ahí le pedía a su ex esposa que no inscribiera a sus hijos en el mismo colegio donde iban los de Dan Auerbach (The Black Keys). Los dardos fueron reafirmados en una entrevista con Rolling Stone, donde además dispara contra Meg White, su ex aliada en The White Stripes, a quien calificó de ermitaña.

Pero, en un gesto casi inédito, el pasado fin de semana subió a su web una carta donde se disculpó de ambos. En sincronía con ese carácter impredecible, Lazaretto también estará disponible en una versión en vinilo, que incluye múltiples opciones de lectura en una tornamesa y hasta un holograma que sobrevuela los surcos del álbum. Es probable que todo se resuma en el título de esa misma conversación con la revista estadounidense: "El extraño mundo del Willy Wonka del rock and roll".