El cineasta Peter Jackson amenazó con trasladar la producción de El Hobbit desde Nueva Zelanda hasta Europa del Este después de que los sindicatos de actores pidieran a sus miembros que boicotearan la producción, informó hoy Variety.

El director y productor de la saga El Señor de los Anillos acusó a las organizaciones sindicales de poner en peligro un proyecto que ha dado trabajo a cientos de personas durante 2 años y está previsto que emplee a miles en los próximos cuatro, al exigir a la compañía unas condiciones laborales que son inadmisibles, a su juicio.

Los sindicatos, por su parte, alegan que su plante responde a la negativa de los productores de El Hobbit a firmar un contrato con artistas locales.

"Si te contactan para trabajar en El Hobbit, por favor notifica a tu sindicato inmediatamente", alertó en un comunicado la Federación Internacional de Actores con el apoyo de siete de sus asociados, como el australiano Media Entertainment & Arts Alliance (MEAA) y el estadounidense Screen Actors Guild (SAG).

Los sindicatos se quejan de que los actores neozelandeses han estado trabajando para El Hobbit hasta la fecha con unos contratos sin garantías mínimas de salario o condiciones laborales, así como pagos residuales o de cancelación.

"Todos los sindicatos tenemos la esperanza de que esta situación se pueda resolver con buena voluntad por ambas partes", dijo el grupo.

Jackson, no obstante, se quejó de que detrás de ese complot se encuentra la rama neozelandesa del sindicato australiano MEAA y que lo único que pretenden con esta acción es ampliar su número de socios en el país.

Para el realizador ese sindicato representa a 200 de 2.000 trabajadores y su maniobra podría obligar a sacar la producción de "The Hobbit" de Nueva Zelanda, donde también se grabó la trilogía El Señor de los Anillos, para llevarla a Europa del Este.

Eso podría generar, según Jackson, "una larga sequía de superproducciones" para Nueva Zelanda.

El conflicto laboral en El Hobbit es el último escollo para un proyecto que aspira a llegar al cine dividido en dos películas y que en mayo perdió a su director, el mexicano Guillermo del Toro, quien se cansó de esperar a que los estudios diesen luz verde para iniciar la grabación.

Del Toro se refirió a la delicada situación financiera de Metro Goldwyn Mayer (MGM) como la razón de los retrasos que le llevaron a abandonar la producción después de meses de trabajo.

MGM obtuvo en julio una nueva prórroga para pagar parte de la deuda de 3.700 millones de dólares que amenaza con llevarlo a la bancarrota.

Los prestamistas concedieron el sexto aplazamiento a MGM para que la productora de filmes como El Mago de Oz (1939), Gone with the Wind (1939) y Ben-Hur (1959) pueda presentar un plan de reestructuración que permita reflotar la compañía y evite su desmantelamiento.

Entre las opciones de MGM se encuentra fusionarse con otras productoras como Spyglass o Summit Entertainment, aunque también recibió ofertas de Lionsgate y Time Warner mostró su interés por adquirir el estudio aunque por un precio muy inferior al valor estimado por los accionistas.