El jueves en la tarde, la senadora Jacqueline van Rysselberghe estaba apurada por volar a Concepción. La noche anterior, uno de los incendios que azotan al país comenzó a avanzar hacia su casa. Sus hijas estaban solas allá. La menor, de nueve años, ideó un plan de emergencia por si el fuego se acercaba más de la cuenta. Se lo iba transmitiendo por WhatsApp a su mamá, quien, como parlamentaria y presidenta de la UDI, intentaba apagar su propio incendio político entre el Congreso y Santiago.

El martes 24, Ciper publicó un intercambio de correos entre la parlamentaria y el presidente de Asipes, la asociación de pesqueras industriales de la Octava Región, Luis Felipe Moncada. Los mails dan cuenta de la estrecha relación entre ambos y del interés de la actual presidenta de la UDI por la opinión de Moncada en la tramitación de un proyecto de ley que los grandes pesqueros parecían no querer.

"Aparentemente están incorporadas todas las indicaciones que nos importaban. De todas maneras pedí aumento de plazo de indicaciones hasta el 15. ¿Crees necesario presentar, además, la indicación que me mandaste", dice uno de los correos que le envió la senadora. El punto que podría complicar la situación es que -según el artículo- una de las empresas afiliadas a Asipes le habría entregado cinco millones de pesos para su campaña senatorial, aporte que la parlamentaria niega enfática.

Van Rysselberghe, a menos de un mes de asumir la dirigencia de la UDI -la primera mujer que lo hace- se esfuerza por mantener la calma. Dice que la situación por la que atraviesa es "desagradable, porque es injusta", pero, muy en su estilo, que estaba preparada para hacerle frente.

¿Cómo ha sido este mes al mando de la UDI?

Intenso. La elección fue a fines de diciembre, entonces se mezclaba el término de año legislativo, término de año escolar, Navidad, Año Nuevo y, además, tenemos ad portas el refichaje del partido, la negociación parlamentaria, la presidencial…

Se le empañó el debut con la aparición de sus mails con Luis Felipe Moncada...

No, porque la UDI es un partido que está acostumbrado a pelear, a que lo golpeen duramente. Es decir, no me cabe la menor duda de que situaciones de esta naturaleza iban a salir desde distintos lados, de manera que era algo para lo que estábamos preparados.

¿Y cómo se prepara uno para eso?

No, lo que pasa es que nosotros ya llevamos dos años en esta situación, en donde le han pegado a la UDI y hasta nos dieron por muertos. Hemos sido tratados con mucha dureza por parte de la fiscalía en situaciones que eran estructurales de la política chilena y, por lo tanto, hemos sabido lidiar con eso. Entonces, no es una cosa que nos sea ajena.

Pero en su caso particular es algo nuevo...

Lo que sucede es que yo a Luis Felipe Moncada lo conozco desde que estoy en la universidad. Es una persona que perteneció a los movimientos gremiales de la universidad, posteriormente fue de los fundadores de la UDI en Concepción y, por lo tanto, lo conozco desde hace mucho tiempo. Además, es un abogado respetado en Concepción, con quien tengo una amistad, y en ese contexto, en donde normalmente compartimos distintos temas, intercambiamos opiniones. En ocasiones yo estoy de acuerdo con él, en otras no. De hecho, recuerdo que para el tema del terremoto, cuando fui intendenta, se nos ocurrió entregar una cuota de emergencia a la pesca artesanal, situación que en ese minuto no era compartida por la industria y tuvimos una diferencia profunda y una discrepancia importante con Luis Felipe, pero primó la posición que teníamos nosotros. Entonces, no es raro que yo tenga intercambios de opinión con una persona con la que tengo una relación de amistad y con la cual hemos compartido información durante muchos años.

Pero en su calidad de senadora y presidenta de la Comisión de Pesca, ¿en ningún minuto pensó que ese intercambio podía ser, al menos, mal interpretado?

Pero qué razón podía tener para dudar, si Luis Felipe era y es mi amigo, comparto con él valores y principios, toda una vida política vivida desde una misma mirada. El es experto en pesca, un abogado especializado, respetado en el área. ¿En qué otra persona más podía yo confiar que no fuera Luis Felipe? Lo raro hubiera sido que yo no hubiera confiado en él para buscar ideas con el objetivo de lograr la sustentabilidad del recurso pesquero. Por supuesto que yo tengo mi propio juicio, mi autonomía analítica para valorar sus opiniones. Pero uno tiende a confiar en las personas con las que comparte valores, principios, ideas, amistad. Luis Felipe me dio su opinión personal y aportó excelentes ideas. Mi labor legislativa está a la luz del día y está bien hecha.

Además, estamos hablando del año 2014, donde no había Ley de Lobby vigente. En segundo lugar, yo no participé de la Ley de Pesca. Esto no tiene nada que ver con la Ley de Pesca que ha generado toda la polémica (La "Ley Longueira"), sino con una ley extremadamente específica, que se llama la ley de la pesca de jurel por línea de mano, que tiene que ver con embarcaciones menores que pescan con anzuelos. Entonces, lo que había de común en todo el mundo pesquero, incluyendo los artesanales, con quienes conversé este proyecto -porque no había Ley de Lobby-, era la sustentabilidad del recurso.

Nadie estaba en contra de la pesca de línea de mano, lo que se quería era que no se generara un problema con la sustentabilidad del recurso. Y en eso había consenso y por esa razón el proyecto fue aprobado por unanimidad en ambas instancias.

¿Qué le pasa a usted ahora, cuando lee esa correspondencia?

A ver, lo que me sucede es lo que pasa siempre cuando tú ves una cosa que pasó hace tres o cuatro años, con el contexto de hoy día. Es decir, esa es una correspondencia que me estaba mandando una persona que tenía conocimientos de pesca en relación a un tema y que me estaba dando su opinión.

Claro, pero Ud., además, le pregunta si es necesaria alguna otra indicación, y el tono del intercambio se puede leer como que hay un pauteo hacia usted.

Uno siempre puede darle cualquier lectura a lo que quiera. Lo que yo sí puedo decir es que yo con Luis Felipe hablaba de muchas cosas, entre otras, de temas de pesca. Y tengo independencia de juicio para poder evaluar, para poder discernir. El tenía una relación de amistad conmigo. Yo no me comunicaba con Luis Felipe como gerente de Asipes, sino como amigo. Esa era la naturaleza de nuestra relación y de nuestras comunicaciones, pero obviamente yo tenía presente su rol de gerente, pero entendía que él era capaz de separar ambas cosas. Es decir, mira esto es mi opinión personal y esta es la de la industria. Además, tengo independencia de juicio, mi propio escrutinio y opiniones personales. Y es lo que corresponde. Entonces, en esos términos se daba. ¿Por qué? Porque lo conocía así. A mí nunca me ha pauteado ninguna pesquera ni alguna otra empresa.

Puede que no haya existido Ley de Lobby y que la ley de financiamiento de la política era otra entonces, pero ¿no cabe, de todas formas, algún mea culpa suyo o una explicación reconociendo que al menos se ve feo?

Sí, lo que pasa es que yo creo que no se entiende. Este es un proyecto que no tiene que ver con la pesca industrial, nada, es decir, es de embarcaciones menores que pescan con anzuelo y que venden la pesca en las caletas. No venden a la industria, o sea, no tiene nada que ver. Lo único que tienen en común con la pesca industrial es los peces, que están en el mar.

No es menor…

Lo tienen en común porque nadie, ni el mundo artesanal, ni los boteros, ni los industriales, ni la sociedad quiere que los peces se acaben. Y, por lo tanto, lo que hay consenso y que todo el mundo defiende es que hoy día las cuotas de pesca no se entreguen con criterios políticos, sino que se entreguen con criterios científicos. Yo creo que eso es una cosa que hay que defender y toda mi participación en este proyecto de ley tiene que ver con el resguardo con la sustentabilidad del recurso.

De acuerdo, esto puede ser un proyecto menor, pero como dice el dicho "uno no solo tiene que serlo, sino también parecerlo", sobre todo siendo autoridad pública.

Pero lo que pasa es que si yo tuviera que hacerlo hoy día, probablemente lo haría, pero lo haría a través de la Ley de Lobby, que es lo que rige. En ese momento no había otra manera de hacerlo.

¿Ud. descarta totalmente estar capturada por algún sector?

Todo lo contrario. Si esto incluso lo conversamos con los armadores artesanales de mi región, ellos también estaban preocupados de que a través de esto se vulneraba la sustentabilidad del recurso. La opinión de Luis Felipe era en relación a que eso no se vulnerara, para que quedara acotado en la pesca de subsistencia y no se fuera a vulnerar el principio de la sustentabilidad, y esa es la razón por la cual este proyecto se aprobó por unanimidad. Las indicaciones apuntaron en ese sentido.

También el artículo de Ciper sostiene que usted postergaba las sesiones. ¿Por qué lo hacía?

Es que eso tampoco es efectivo. Desde que ingresó el proyecto hasta que se aprobó, hubo más de seis sesiones citadas por mí. Lo que sí sucedió es que cuando había que aprobar el proyecto, que era una sesión citada por mí, no alcancé a llegar, pero eso no hace la diferencia, porque la Nueva Mayoría tiene tres senadores, por lo tanto, perfectamente pudieron sesionar. Entonces, no es que se hayan autoconvocado; esa sesión fue citada por mí, entonces es bien injusto que se planteen cosas que no son ciertas.

¿Cómo interpretaría usted este mismo intercambio de correos si es que fuese entre el senador Navarro y el presidente de Asipes?

¿Es que sabes qué pasa? Creo que hoy día, si fuera Navarro a hablar con la Asipes, tendría que hacerlo a través de la Ley de Lobby, igual que tendría que hacerlo yo...

El artículo de Ciper señala que hubo un aporte previo de cinco millones de pesos a su campaña, el 2013, que venía de Camanchaca, una de las pesqueras afiliadas a Asipes.

Eso no es cierto. No tengo ningún aporte irregular a mi campaña. Ni yo, ni nadie de mi familia, ni nadie de mi entorno, ni nadie que trabaje conmigo tiene ningún tipo de aporte irregular a la campaña. Ni de pesquera ni de ninguna otra empresa, de nadie. No existe. Todos los aportes en campaña fueron aportes legales. En los aportes legales tú no tienes cómo saber si te aportaron o no te aportaron. Yo con Camanchaca nunca me he juntado.

¿Descarta absolutamente que haya una posible configuración de un delito de cohecho?

Absolutamente. Ni antes, ni durante, ni después. Nunca he recibido aportes de campaña, de ningún tipo, de ninguna empresa. Nunca. Y eso puedo demostrarlo.

¿Ha recibido algún tipo de citación de la fiscalía, llamados, mails?

No. Pero vamos a cooperar en todo. A mí me interesa que todo esto se aclare lo antes posible. Entiendo que en el contexto de desconfianza de la política de hoy día, lo que pasaba el año 2014, antes de que se cambiara el estándar, puede no entenderse adecuadamente, pero eso está dado en un contexto de una conversación de un militante de un partido a otro militante, en donde conversaba de distintos temas.

Y no habiendo existido Ley de Lobby, entonces, ¿tiene muchas de este tipo de conversaciones que pueden aparecer?

A ver. Yo soy médico. Por lo tanto, en temas de las isapres probablemente tengo, no me recuerdo, pero tengo que haber hablado temas de isapres con otros médicos en Concepción. No soy amiga de ningún dueño de isapre, pero es un tema en que sí puedo haber conversado. Además, hay temas que son complejos, que tú no tienes por qué necesariamente saberlo, tienes que estudiarlo y tienes que ver las distintas visiones que tienen todas las cosas. Después, el 2015, entró en vigencia la Ley de Lobby, por lo tanto ahí pueden ver, me he juntado con gente de farmacias cuando se estaba viendo la ley de medicamentos, con representantes de laboratorios… Uno tiene que ver las distintas variables del aspecto de un determinado proyecto de ley. Y creo que eso no significa que tú no vayas a poder formarte una opinión con todas las visiones que tú puedas recabar.

Claro, pero una cosa es formarse opinión y la otra es llegar a preguntarle "¿crees necesario presentar la indicación que me mandaste?"

Lo que pasa es que, en esos términos, estaban dados porque a mí me interesaba que quedara resguardada la sustentabilidad del recurso. Creo que a eso era orientado y, como te digo, además, y lo pueden chequear, lo conversé con los artesanales.

Sin vuelta atrás

Mirando las cosas en perspectiva, ¿habría tenido más cuidado?

Si hoy tuviera que hacerlo, volvería a preguntarles a todos los actores, pero evidente que lo haría a través de la Ley de Lobby, porque ayuda a que no se generen estos malos entendidos como en el que hoy estoy metida. Pero creo que son opiniones valiosas y en ese contexto se dieron. En el intercambio de opiniones que tenía con Luis Felipe, en este y en otros temas, nunca tuve ningún sentimiento de culpa, porque él es un amigo, confiable, inteligente y respetado.

¿No vio conflicto de interés?

No, ninguno. Sobre todo porque esta ley era absolutamente menor, en un tema que para mí, a esas alturas -primer año legislativo-, era totalmente desconocido.

Anímicamente, ¿cómo le ha afectado?

¿Es que sabes lo que pasa? Yo he pasado por situaciones muy difíciles en mi vida, entonces la verdad es que..., es desagradable, porque creo que es tremendamente injusto, pero no es más que eso.

La persona que denunció esta situación es un ex empleado suyo, Joel Chávez. El, además, ha dicho que su marido, Mauricio Pavez, le pidió una boleta por nueve millones para justificar gastos ante el Servel.

Joel Chávez es un personaje que, efectivamente, trabajó conmigo durante un tiempo, y que en enero del 2015 falsificó una carta con mi firma electrónica y falsificó mi firma en el endoso de un cheque del Senado por cinco millones, lo cobró por caja y se fue de vacaciones con esa plata en mi auto que tenía en Valparaíso. Tanto es así, que el Senado lo demandó por estafa, por malversación de fondos públicos y por falsificación de instrumento público. A esa querella me sumé yo de manera individual, como víctima. Este personaje, efectivamente, trabajó en mi campaña. Y nosotros le pagamos. Estaba a cargo de cuadrillas, de poner y sacar letreros y cosas por el estilo. Y esa boleta corresponde a su boleta de honorarios por el trabajo realizado. Lo que sucede es que en algún minuto él empezó comunicarse con personas de mi equipo y a amenazar diciendo que iba a mandar información, de que me iba a denunciar y no se qué cuento más, porque creo que quería que le pagaran nuevamente esa boleta de honorarios. Entonces no. Mira, yo no tengo ninguna boleta falsa, no tengo nada de nada, que haga lo que quiera, no le pienso pagar de nuevo.

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Máxima dureza

El fiscal Gajardo tuiteó el artículo que denuncia su relación con Moncada acompañado de la siguiente frase: "¿En qué pena parte un delito? Hurto en supermercado: 61 días. Venta CD pirata: 61 días. Cohecho a alta autoridad: 61 días. #sóloenChile". ¿Cómo lo ve?

No lo voy a comentar mejor. Es un tuit que no se ajusta a la realidad. Uno puede compartir o no las posiciones que yo tengo, pero esto es una cuestión absolutamente transparente. Tanto es así, que el proyecto fue aprobado por unanimidad, ¿de qué pauteo (hablamos)?

Y más allá de su caso, ¿cómo ve la actuación de la fiscalía?

El hecho de que hayan allanado la casa de Pablo Longueira siete meses después, creo que tiene cierta relación con su respuesta sobre que iba a defenderse hasta el final. Y en general, sobre el tema del financiamiento de las campañas, la UDI ha sido tratada con una dureza increíble en relación a otras situaciones similares.

¿Y la UDI está más pobre ahora?

Siempre ha sido pobre, lo que pasa es que antes tenía amigos que ayudaban. La ley y la realidad cambiaron; hoy nosotros nos batimos con los aportes estatales, que es lo que corresponde y lo que hay que hacer, y vamos a trabajar muy duro para tener una muy buena plantilla parlamentaria y poder mantener nuestra representación.

¿Cuál es su apuesta parlamentaria?

Queremos seguir siendo el partido más grande. Y eso significa aumentar.

Pero hay varios diputados que probablemente no irán a la reelección, además de Ernesto Silva, Felipe de Mussy, Javier Macaya, Arturo Squella. ¿Cómo enfrenta esas partidas?

Creo que son parlamentarios talentosos, entonces ojalá que queden vinculados a la política, más allá de que hayan tomado la decisión de no dedicarle la vida, pero la UDI tiene candidatos para poder suplir esos cupos y mantener nuestra representación parlamentaria.

El desafío inmediato es el refichaje. ¿Cómo va eso?

Nosotros tomamos la UDI con un poco menos de la mitad de lo que necesitamos para refichar, que son 18 mil. Y, por lo tanto, en dos meses tenemos que hacer la mitad. La velocidad de refichaje ha aumentado en las últimas semanas y esperamos cumplir. Les hemos puesto metas a los parlamentarios, estamos convocando a los alcaldes, concejales y también vamos a convocar a los cores que quieren ir a la reelección; si quieren ir, tienen que refichar gente, si no, no hay cupo para ellos. Todos tienen metas, dependiendo del tamaño del lugar que representan. Todos, más allá de si van a seguir o no, están trabajando para que lo logremos.

Fuego amigo

Cuando Ernesto Silva estaba en la presidencia de la UDI, uno de los más críticos a su potencial conflicto de interés y su relación con Penta fue Víctor Pérez, quien es uno de sus aliados más históricos. Ahora, usted está en una situación parecida.

Yo tengo entendido que las críticas de Víctor a Ernesto, que puedo no compartirlas, eran más bien por el manejo que había hecho de la crisis. Yo no comparto esa opinión, pero por lo menos, hasta donde yo tengo entendido, las grandes críticas de Víctor eran en ese sentido.

¿Cómo piensa controlar el fuego amigo en la UDI? Silva cayó -en buena parte - por las críticas internas.

Nosotros estamos trabajando en fortalecer la unidad. La UDI siempre ha sido bastante pétrea en su estructura, y eso hay que fortalecerlo. Y el hecho de que haya habido en una elección, en lugar de ser una dificultad fue una ventaja, porque permitió que haya mucha más gente participando y que las diferencias que eventualmente puedan existir en una campaña se junten, debido a esta masa crítica.

¿A qué atribuye su triunfo?

La UDI quería un liderazgo como el mío: claro, frontal, valiente, que dice las cosas por su nombre, que es capaz de sentarse a escuchar y, al mismo tiempo, plantear las cosas con claridad.

Le habló a una UDI más dura…

Saqué el 62% de los votos, entonces le hablé a la UDI ni blanda ni dura. Y por eso gané.

¿Y va a mantener ese estilo?

Sí, yo creo que en este país la gente no está acostumbrada a que le digan las cosas. Cuando te invitan a la casa de alguien no dices "no quiero ir", sino que "gracias, pero no tengo nana". Eso se echa de menos y creo que es sano; decir las cosas con claridad evita conflictos y, además, marca posiciones.

¿Y le da lo mismo el bullying al cual se somete?

Sí, me da lo mismo. No es agradable, pero es parte del costo que estoy dispuesta a pagar.

En el último consejo, la UDI decidió postergar su definición presidencial para marzo. ¿Por qué lo hizo?

Podríamos haberla tomado, pero no habría sido razonable. RN tampoco lo hizo, porque cuando tomas una decisión así, quieres tener todas las cartas sobre la mesa. Y si Piñera había dicho que decidiría su candidatura en marzo, lo razonable es que se tome en marzo, porque hay quienes creen que él debe ser nuestro candidato. Hay otros que piensan que la UDI debe llevar candidato propio.

¿Qué piensa usted?

Ambas tienen ventajas y desventajas, pero la decisión que se toma tiene que ser institucional y respaldada por todos.

¿Y usted asumiría ese desafío como candidata?

Por ningún motivo. Un no grande y rotundo. Yo quiero ser presidenta de la UDI. Así como cuando digo que estaba dispuesta a asumir el bullying, estoy dispuesta a aumentar en rechazo. No busco popularidad, sino respeto para la UDI, y eso es incompatible con una candidatura presidencial. Creo que hoy Chile necesitas un partido con un liderazgo como la UDI.

¿No pensó en renunciar por este caso? Hugo Eduardo Herrera, intelectual de la derecha, lo planteó.

¿Por qué voy a renunciar si no he hecho nada malo? Invitaría al señor Herrera a que se acerque a conversar conmigo. Me encantaría conocerlo, y que me conozca.