Fue en la 85° Asamblea General de Interpol, que finalizó el pasado 10 de noviembre, que la máxima autoridad de la instancia, Jürgen Stock, le informó al director general de la PDI, Héctor Espinosa, el nombre del nuevo jefe de la oficina regional de Interpol, con sede en Buenos Aires, Argentina. El seleccionado fue el prefecto Jaime Ansieta, quien ocupará este cargo por tres años.
El detective, en su primera entrevista en esta función, plantea que uno de los principales focos que se atacará es el financiamiento de las organizaciones delictuales internacionales.
¿Qué objetivos seguirá durante su gestión?
A grandes rasgos, los objetivos irán siempre orientados a poder acercar los servicios de Interpol a los países miembros, en lo que respecta a coordinación internacional. Un problema que enfrentamos los países para combatir el crimen internacional es el principio de territorialidad de la ley, ya que hoy en día, con delitos que en esencia son transnacionales per se, no existen herramientas que permitan ir a la velocidad con que actúan las organizaciones criminales. Es por ello que la coordinación e intercambio de información, más la búsqueda permanente de espacios comunes para poder compartirla, es un pilar fundamental en esta lucha contra el delito. Para combatir el crimen organizado internacional, debemos ser más organizados de lo que ellos son. Ahí existe espacio para aportar y mejorar.
¿Cuáles cree que son los principales desafíos que debe afrontar la Interpol regional?
Las cifras indican que a nivel mundial el delito sigue aumentando y las organizaciones criminales son cada vez más fuertes, por lo tanto, una de las primeras cosas al asumir el cargo será entender cuál es la visión que existe, desde el punto de vista de diagnóstico, de la región, y sobre la base de ese diagnóstico -que probablemente haya que actualizar- definir un plan de trabajo para los próximos tres años.
Según su análisis, ¿cuáles son los principales riesgos que afronta la región en temas de delitos transnacionales?
A nivel local, la violencia en la comisión de delitos es algo que caracteriza de mala manera a la región. Latinoamérica tiene menos del 10% de la población del planeta, sin embargo, existe un alto porcentaje de delitos violentos cometidos a nivel mundial, que ocurren en esta parte del mundo. Y aunque puede parecer que es sólo un dato, es uno de los problemas que afectan a nuestras sociedades, pero no es el único. Con una visión regional, existe una oportunidad de poder anticipar nuevas formas comisivas que pudieran irse replicando en otros países, a modo de contagio, alertando a los países para que se puedan proteger y así minimizarel impacto que pudieran llegar atener.
¿Cuál es su visión sobre el rol de Interpol en temas tan complejos como tráfico de drogas, de personas y de armas?
Cuando se trata de un tema transnacional, lo importante es trabajar con los actores clave de cada país. La idea de fondo es lograr resultados operacionales en contra del crimen organizado. La integración es un factor clave deléxito.
¿Son los delitos económicos una nueva prioridad para Interpol?
Cuando hablamos de organizaciones criminales, cuando se habla de grupo organizado, debemos entender que su objetivo final es el dinero, por lo que el tipo de delito es sólo el medio. En este sentido, en la medida que nosotros seamos capaces de detectar la fuente de financiamiento y dónde está el dinero, probablemente sea también una forma de debilitar a los grupos organizados.