"Siempre es una sorpresa que a uno lo despidan", dice Jaime de Aguirre. El ejecutivo, quien fue director de Programación por más de una década en TVN y luego el líder por 13 años que llevó a Chilevisión a convertirse en una señal competitiva, fue despedido hace una semana en Estados Unidos por el grupo Turner -con el que había renovado contrato indefinido recién en 2014-. Aterrizó de vuelta en Chile, el lunes se despidió emotivamente de los trabajadores del canal, y ha estado entrando y saliendo de su oficina desde entonces para cerrar temas y firmar papeles. Es viernes, y esta tarde será la última en la que entre al edificio de Inés Matte Urrejola. Está cansado. Pero lo que lo tiene más estresado aún, además de contestar una y otra vez a las preguntas sobre cuánto sabía realmente de las boletas que emitió para Bancard, es que después de una década en el Parque Forestal, se cambió de casa a Las Condes y su vida no sólo es finiquitar temas en Chilevisión, sino que ordenar copas y adornos de la mudanza.
Jaime de Aguirre, 63 años, uno de los ejecutivos fundamentales de la televisión chilena, alguna vez llamado el máximo conocedor de las audiencias locales, está cesante, según le explicaron sus jefes, por problemas en la gestión de los últimos dos años en Chilevisión. Y, además, está envuelto en el lío legal de las boletas que emitió, por un total de 146 millones de pesos, a Pampa Calichera, Aguas Andina, Inversiones Ilihue y a SQM, por petición de Bancard. Pero, repite él, no son esas boletas las razones del despido. "Yo nunca sabré ni nadie sabrá otra cosa distinta a lo que me dijeron, que es que quieren llevar a Chilevisión para otro lado. Y con eso me quedo, porque tengo que dormir tranquilo, no con la sospecha permanente de todo", dice él.
Cómo alguien de su trayectoria, que estudió Derecho, no encontró que, si es que no era ilegal, era irregular el sistema que le pedía Bancard para los pagos.
Hay que situarse cuando eso ocurrió, que fue hace cinco años. Y en segundo lugar, conocer las relaciones de confianza que uno establece con el dueño del canal y con la empresa. Nunca tuve un problema con Bancard, fueron relaciones extremadamente fluidas. Por lo tanto, en algo tan, entre comillas, administrativo como esto, tienes confianza en quien te contrata. Hay dos palabras que son claves: una desprolijidad brutal por parte de Bancard y un exceso de confianza por parte mía. Yo no tenía por qué dudar que me iban a hacer caer en una situación como ésta. Si hubiera sido más consciente de para qué eran las boletas, habría dicho que no, porque ni siquiera voté por Sebastián Piñera. No tengo por qué estar metido en una situación que tiene que ver, aparentemente, con su campaña.
Pero por qué esas boletas son de Sociedad Inversiones La Música y no de Jaime de Aguirre, como persona natural.
Son dos situaciones distintas. Hay un sueldo por administrar y liderar el canal, y están por otro lado las asesorías Bancard. Y esto era asesoría de Bancard, que yo realicé desde el día uno que compraron el canal.
¿Pero igual no debería boletear como persona natural?
Yo considero que no. Facturé por la empresa que tengo yo para estos efectos. Es un tema completamente regular. Estoy convencido de que son trabajos distintos el canal a los negocios de Bancard y así se consideró. Y se revisó en algunas oportunidades por Impuestos Internos y no hubo ningún problema.
Se lo pregunto, porque da la impresión de que hay un sistema de boleteo en todos los ejecutivos de la industria...
No sólo de esta industria.
Pero en específico Impuestos Internos lo ha preguntado en los canales. ¿Cómo se maneja eso? ¿Todos los ejecutivos boletean así y reciben bonos por fuera del sueldo?
El criterio de revisión del SII ha ido cambiando. Y también ha ido cambiando la manera en que eso se hace. Ya no lo hacemos en el canal, sino en muy contadas oportunidades.
Usted dice que no tenía por qué desconfiar. ¿Siente que lo engañaron?
No, esa es una palabra muy fuerte. Lo repetiré: yo creo que fue una desprolijidad de los ejecutivos de Bancard.
Usted ha colaborado con la investigación.
He estado una vez con el fiscal.
Y mostró todos sus documentos y boletas.
Obvio.
Al respecto, dijo en la entrevista en The Clinic que alguien le ofreció hacer "arreglines" respecto de estas declaraciones. ¿Quién fue?
No. Se me sugirió, de parte de personas que no nombraré.
Por qué no puede nombrar a esas personas, si está ayudando a la justicia.
Porque no estoy haciendo un juicio público en esta entrevista. Sí, se me sugirió que buscáramos otras maneras de arreglar esta cosa, maneras dilatorias, del silencio, con el fiscal.
¿Pero fueron los ejecutivos de Bancard?
No voy a nombrar a personas que no tienen nada que ver con esto. Se me sugirió otro camino, pero yo elegí el camino de la verdad, y rápido. Y eso lo hice en perfecta consonancia con mi abogado (Juan Pablo Hermosilla).
Y en este proceso que ha sido complejo, no le habría gustado que el ex Presidente Piñera saliera a apoyarlo o explicar lo que sucedió.
No, porque no es necesario.
¿No sería lo normal, por haber trabajado juntos?
No sé qué es la normalidad en una situación tan anormal cómo esta.
No cree que Piñera estaba al tanto de la desprolijidad que usted menciona.
No lo sé, pero mi primera intuición es creerle a la gente.
El adiós a Chilevisión
En su discurso del lunes en el canal, explicó que el despido de Turner era porque no estaba bien evaluada la gestión de los últimos dos años.
Lo que se me dijo fue que ellos esperaban más profundidad en el tema de adecuar el canal a las circunstancias del mercado. Ahora, este es un canal que desde que lo compró Turner en 2010, ha sido de enormes utilidades. Hoy seguimos siendo el segundo canal del mercado. Y la otra mitad, de no tantas utilidades. Y eso se ha debido a un montón de circunstancias, que tienen que ver con el mercado de la televisión abierta en Chile. Ha sufrido cambios de propiedad, los embates de una pequeña contracción económica, el embate de competencias emergentes de otras plataformas. Y lo que nos corresponde es adaptarnos a esas nuevas circunstancias; en ese sentido, a Turner Estados Unidos no le parecen suficientes las medidas que hemos estado tomando. Eso fue lo que se me dijo.
¿Qué medidas tomó para contrarrestar la crisis?
Chilevisión es un canal que tiene los costos más bajos de la industria. Que se adaptó eficazmente en ese sentido a los vaivenes del mercado. Que tiene una pequeña infraestructura. Hicimos muchas medidas, desde programáticas a administrativas, y estábamos en la mitad de ese proceso.
Se ha destacado que en su carrera ha entendido como pocos a las audiencias. Fue director de Programación en TVN y vio pasar a cuatro directores ejecutivos. CHV, un canal pequeño en 2005, llegó al número uno en 2011. ¿Cree que esa sintonía la fue perdiendo, o las audiencias han cambiado tanto que es difícil hacer la adaptación?
No siento que me esté quedando ciego en mi profesión, para nada. Sí siento que han ido cambiando las audiencias, el mercado, el país, entonces claro, eso afecta a los canales de TV. Si hay algún medio de comunicación conectado con las audiencias son los canales de TV abierta. Se nos mide minuto a minuto y mostramos nuestra situación económica trimestralmente obligados por ley, por lo tanto, es muy fácil hacer juicios públicos. Pero el que observa con atención nota que ha habido evolución a lo largo del tiempo.
Y de su gestión en CHV, ¿qué hay de autocrítica de lo que pudo detonar su salida? ¿Fue el atraso de Machasa?
Machasa fue un trago amargo, pero nosotros no estamos a cargo de Machasa hace casi dos años, cuando lo tomó Estados Unidos, y no tenemos nada que ver al respecto. Pero hay un sentimiento de frustración en el canal completo de no haber podido realizar ese crecimiento en infraestructura para poder competir de manera más eficaz. Mira, en la TV se cometen errores todos los días, y tenemos un desafío importante en la calidad. Pero a mí me deja muy conforme el perfil de canal que hemos logrado construir.
Y que hay de las críticas que dicen que el éxito al que llegó Chilevisión tuvo un costo de calidad programática, por tener crónica roja y farándula. Es lo que quiere la gente, pero no sé si es lo que hay que darle.
Si hacemos el parangón con la política, nos damos cuenta de que el que ha cambiado no es el canal, es el país. Y el país hoy exige otras cosas, exige saber las cosas de otra manera, exige una conversación social más transparente, más abierta, y eso es lo que hemos hecho nosotros. Lo de crónica roja es un apelativo que tiene que ver con problemas socialmente muy importantes. Hablemos el tema de seguridad en este país, vayan a los barrios periféricos en Santiago los críticos, por tres días, a ver si sobreviven. Al país a veces le interesan temas que a la elite no. El tema de la farándula existe en todos los canales, desde la época en que la Raquel Argandoña era modelo, hasta los tiempos actuales. Y, por lo tanto, decir de qué se van a tratar los programas, me parece un acto de transparencia más que un acto de imponer temas. Y en tercer lugar, es bastante recurrente el despreciar la opinión de la gente. A mí eso me molesta. Yo creo que a la audiencia hay que tenerle respeto. Eso no significa que uno tiene que ser un aporte. En CHV todos los días teníamos entrevistas en profundidad, los domingos mantuvimos Tolerancia Cero en prime, cuando todos los más habladores no se atreven a poner esos programas en ese horario. Esos son aportes concretos. Estoy muy conforme con haber sido capaces de reconstruir un canal sobre la base de escuchar a las audiencias. Me tiene muy orgulloso.
Qué fue más entretenido en su carrera, rearmar CHV o armar el TVN de los 90.
En TVN tocó una época en que todo se estaba reconstruyendo y armando en el país, y en ese sentido todo el mundo tiene un buen recuerdo de la época, nadie se acuerda mucho de las cosas malas. Lo mismo me pasa a mí. Pero para mí, desde 2002 hasta la fecha, el trabajo que se ha hecho en CHV es uno tan épico, como el que más.
¿Le preocupa que quede manchada su carrera con esto, que este episodio de las boletas sea el que más se recuerde?
Obvio que me preocupa. Eso sí me da pena. Pero este episodio yo te garantizo que se va a ir simplificando hasta el nivel de la idiotez, en el futuro.
Está estableciendo que fue víctima de las circunstancias, pero tiene una gran responsabilidad en lo que pasó. Entregó unas boletas extrañísimas.
Ahora son extrañísimas. No estoy escondiendo nada. Lo de mi responsabilidad es de tal magnitud, que yo mismo fui adonde el fiscal hace un mes. Fui el primero en ir y decir no haré uso de mi derecho al silencio y les voy a contar lo que quieran saber.
¿Qué va a hacer el lunes?
Voy a terminar de arreglar mi casa, porque me estoy cambiando. No tengo nada pensado.
No le dan ganas de irse de vacaciones, desaparecer unos dos meses en el Caribe.
Ese cliché no lo voy a tomar. Imagínate, qué lata. Yo tengo que preocuparme, porque tengo que ganarme la vida para adelante.