El ministro Jaime Ravinet partió el jueves a Tambo Quemado, una pequeña localidad situada en la frontera del norte chileno con Bolivia. En su agenda estaba marcada hace días una ceremonia con los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas de ambos países, en la que se pondría fin a un largo trabajo de desminado en la zona. Para Ravinet, se trataba de un acto poco habitual. En 2005, como titular de Defensa de Ricardo Lagos, llegó al lugar a firmar el acuerdo para extraer los explosivos junto a su entonces par boliviano, Walker San Miguel. Ahora, con el gobierno de Sebastián Piñera, regresó a certificar el término del proceso y volvió a reencontrarse con San Miguel, quien asistió como cónsul de La Paz en Santiago.
Ravinet, un político de conocido pragmatismo, plantea la relevancia de avanzar en medidas de "confianza mutua" con el gobierno de Evo Morales, en momentos en que Perú entabló una demanda limítrofe contra Chile en La Haya. Al proseguir, subrayando que la política exterior la conduce Piñera, el ministro explica por qué hoy es el mejor momento para llegar a un acuerdo en torno a la histórica demanda marítima paceña y destaca el planteamiento realizado hace algunos días por el ex comandante en jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre: reeditar el acuerdo de Charaña, que en los 70 tuvo como protagonistas a Augusto Pinochet y Hugo Banzer y que pasaba por otorgar un corredor soberano a Bolivia por el norte chileno, a cambio de un canje territorial.
Los gobiernos de Piñera y Morales han planteado avanzar en la solución de los temas pendientes de la agenda bilateral. ¿Cómo percibe el escenario actual en Bolivia?
El trabajo con Bolivia viene de hace años y está en la etapa de comenzar a dar frutos. Más aún, creo que para Chile el cerrar acuerdos con Bolivia ahora es una gran oportunidad, por cuanto el de Morales es el gobierno con más estabilidad y apoyo popular que hemos tenido en Bolivia estos últimos 30 años. Morales da una estabilidad en la negociación que muchas veces era motivo de duda respecto de Chile y sus negociaciones con Bolivia.
Cheyre sostuvo que era "viable y lógico" reeditar el acuerdo de Charaña. ¿Existen condiciones para esa fórmula?
Cheyre fue muy sincero, audaz y valiente. El compromiso del Presidente es buscar soluciones a la agenda de 13 puntos (que incluye el tema marítimo) y ciertamente explorar soluciones factibles y realistas que puedan satisfacer las aspiraciones bolivianas, pero a la vez cautelar los intereses chilenos. La posición de Cheyre es un aporte que necesariamente tendrá que ser evaluado en su oportunidad.
Cheyre señaló que Charaña supone un beneficio para ambas partes. ¿Lo comparte?
Prefiero no pronunciarme sobre fórmulas concretas. Sí puedo decir que la resolución de la agenda pendiente con Bolivia tiene que beneficiar a ambas partes y para Chile tener acceso al mercado boliviano, a sus recursos naturales y a su condición de puente con Brasil para estrechar nuestro comercio con ese gigante, es una alternativa, una oportunidad enorme.
¿Qué ánimo percibe en las FF.AA.?
Las FF.AA. son instituciones no deliberantes, sin embargo, son pensantes, y necesariamente la política de Defensa parte por generar diálogo y sugerencias con el mundo militar. Como parte de la gran política exterior, la Defensa es un camino de complemento. Y en ese esquema, la percepción que tengo es que hay un ánimo muy positivo para estrechar las relaciones con los países vecinos, resolver los conflictos pendientes y, de alguna manera, generar un clima de paz que nos permita que la política de Defensa sea una política de cooperación, de ayuda mutua, sin perjuicio del necesario apresto que nuestros militares tienen que tener para defender nuestra soberanía.
¿Es factible un acuerdo con Bolivia mientras exista la demanda peruana en La Haya?
Creo que son temas separados, porque la demanda de Perú dice, básicamente, respecto al mar y más bien el mar por razones exclusivas más que lo que podría ser el mar soberano, por tanto no veo inconvenientes para avanzar en los temas con Bolivia y necesariamente seguir con el litigio en La Haya, hasta que exista una resolución que espero favorable a Chile (...). Espero que en la búsqueda de esa solución el Perú honre sus declaraciones que he leído de Cancillería, de diplomáticos, en orden a señalar que ellos no serán obstáculo para favorecer o permitir la salida al mar de Bolivia.
Usted señala que Morales goza de una alta popularidad interna. ¿Cree que este es el momento de resolver el tema marítimo?
Entendiendo que la agenda tiene 13 puntos, creo que es un gran momento para resolverlo. Eso nos proyecta en un ambiente de paz y cooperación, espero, durante muchos siglos (...). Creo que ha madurado el proceso en Chile, veo la decisión del Presidente de generar y restablecer vínculos con América Latina como complemento de una política exterior más amplia.
¿Qué le pareció que Piñera cerrara la posibilidad de otorgar indultos?
Como ministro, no puedo sino estar de acuerdo (ríe). Broma aparte, lamento que no hayan estado las condiciones en la sociedad chilena para haber logrado un gran acuerdo Bicentenario que permita no liberar ni reducir condenas a los delitos de lesa humanidad o de sangre o que han conmocionado a la opinión pública, sean civiles o militares. Creo que hay un exceso de población carcelaria que no se regenera ni se reinserta. Por lo mismo, hay espacios para aplicar medidas extrapenitenciarias o indultar a aquellos primerizos o a aquella gente que está sobre los 70 años o que está enferma... Me alegré con la ponderación y equilibrio de la petición de los obispos.
¿Qué conspiró contra la propuesta?
Creo que los chilenos no estuvimos a la altura. Hubo descalificaciones a priori. Hay una dosis de prejuicios todavía muy vigente y este tipo de medidas tiene que tener un gran consenso, sino son estériles y generan división. Y yo creo que el Presidente optó por el camino realista (...) Hay una sensación de inseguridad ciudadana, de falta de mano dura para la delincuencia, que perjudica mucho más a los sectores populares. Y por otro lado, hay una mirada tuerta de algunos apóstoles de los derechos humanos en que, y digo tuerta, porque sólo ven los delitos cometidos por los militares, la mayoría de los cuales creo que no son indultables ni aministiables por la gravedad de los hechos, pero no ven, y ese es el ojo tuerto, que hubo terroristas de izquierda que fueron indultados, algunos de los cuales han vuelto a cometer delitos, como el señor (Juan) Aliste Vega. Entonces, después de 30 años, a veces uno se pregunta si lo que quieren es justicia o algunos quieren revancha.
Usted ha sido ministro de Lagos y Piñera. ¿Existe una "nueva manera" de gobernar?
La Concertación estaba cansada, burocratizada, con gente que llevaba 20 años en cargos y su reemplazo ha sido por gente con ganas de hacer cosas. La enorme apertura a jóvenes sólo la comparo con el gobierno de Frei Montalva. Puede que carezcan de experiencia política, pero tienen sólidas condiciones académicas y la mayoría está en el orden de los 30 años.
¿Cómo evalúa la postura que ha adoptado la Concertación frente al gobierno?
Es difícil hablar de Concertación, porque ha estado muy desconcertada. Creo que falta que defina con mayor precisión su rol de oposición. Hay sectores más tajantes y otros, como he notado en la DC recientemente, que son partidarios de grandes acuerdos.
¿Qué riesgos tiene esa polarización?
Esa fue la realidad que se vivió en la campaña. Si el fenómeno de la Concertación, además de su desgaste burocrático, fue que se dividió en torno a (Eduardo) Frei y figuras más de izquierda que afloran las ideologías del pasado y que se rearman en una izquierda más aguerrida (...). No veo identidad programática.
¿Cómo ve actualmente a la DC?
Tiendo a creer que los dos candidatos a presidir la DC (Ignacio Walker y Mariano Fernández) están en las posiciones más históricas de la DC que ese proceso de populismo y de victimización que tan mal les hizo estos últimos años. Tengo mucha confianza en la calidad de ambos, creo que representan una renovación.
¿Ha pensado en volver algún día a la DC?
Siento que sigo siendo DC. No me he planteado esa interrogante.
¿Y fichar en un partido de la Alianza?
No. Estoy feliz con mi soltería política.