Decenas de miles de personas, entre ellas varios supervivientes, se reunieron en la mañana de este sábado en Nagasaki para recordar a las 70.000 personas de esta ciudad, que murieron por la bomba atómica lanzada hace 69 años, tres días después de la de Hiroshima.
Un repicar de campanas marcó el inicio del minuto de silencio a las 11:02 locales (02:02 GMT), hora en la que la bomba transformó la ciudad en una bola de fuego el 9 de agosto de 1945.
La ceremonia, que se celebró a pesar de los fuertes vientos provocados por la aproximación de un tifón, tuvo lugar cerca del lugar en el que un avión estadounidense lanzó la bomba de plutonio bautizada como Fat Man. Seis días después, Japón capituló poniendo así fin a la Segunda Guerra Mundial.
Ancianos supervivientes y sus familias, responsables gubernamentales como el primer ministro, Shinzo Abe, o la embajadora estadounidense en Japón, Caroline Kennedy, se reunieron en un jardín, donde el alcalde de la ciudad pidió al Ejecutivo nipón que renuncie a su proyecto de abandonar la doctrina pacifista que el país ha mantenido desde el final de esa guerra.
"El juramento de la Constitución por el que Japón renuncia a la guerra es el principio fundador del Japón de posguerra y de Nagasaki", declaró Tomihisa Taue, para quien el reciente debate sobre el derecho a la autodefensa colectiva hace "temer que este principio esté en peligro".
El gobierno decidió el mes pasado permitir al ejército japonés, que hasta entonces tenía un papel esencialmente defensivo, ir al combate para defender a sus aliados.
En Hiroshima, 140.000 personas perecieron, y 70.000 lo hicieron en Nagasaki por las únicas bombas nucleares empleadas en tiempos de guerra, ya fuera inmediatamente después de la explosión o por los efectos de las radiaciones los meses posteriores.
Estados Unidos nunca pidió disculpas por haberlas empleado, y ningún presidente en ejercicio del país ha visitado las dos ciudades mártires japonesas.
Unos cables diplomáticos filtrados daban a entender que Washington propuso en 2009 que el presidente estadounidense, Barack Obama, visitara Hiroshima, donde habría presentado entonces excusas oficiales, pero que Japón rechazo esta visita.