Tras cuatro meses desde el terremoto de 9,1 grados Richter y consecuente tsunami, que dejó cerca de 21 mil muertos o desaparecidos, Japón intenta normalizar las vidas de más de 111.000 evacuados, restablecer las zonas devastadas y dar por concluida la crisis nuclear de Fukushima.

En las áreas más afectadas se han construido cerca de 37.000 viviendas temporales de las más de 50.000 requeridas, algunas de las cuales permanecen vacías al encontrarse en los terrenos barridos por las olas y lejos de las zonas centrales.

El proceso de desescombro de las 22 millones de toneladas acumuladas en las principales zonas devastadas es lento. El Ministerio japonés de Medio Ambiente aseguró que en la provincia de Iwate ya se han retirado el 52 por ciento de los escombros mientras que en la de Miyagi han limpiado un 30 por ciento y en la de Fukushima un 27 por ciento.

Otro de los retos a los que se enfrenta el Ejecutivo es la creación de empleo para las más de 130.000 personas que se han quedado sin ocupación, una de las claves para mejorar las condiciones de vida de los supervivientes.

Además, los trabajadores de la operadora de Fukuhisma, TEPCO, trabajan a contrarreloj para lograr el estado de "parada fría" de la central en enero de 2012 y así estabilizar sus inestables reactores.

El gobierno calcula que los esfuerzos para levantar infraestructuras, viviendas y otras instalaciones tendrán unos costes cercanos a los 140.000 millones de euros.

Como sucede cada mes desde el 11 de marzo, hoy se espera que a las 14.46, hora en la que se desató el movimiento, se realicen diversos homenajes en memoria de las víctimas.