Hace diez días ganó las elecciones y hoy, el líder del conservador Partido Liberal Demócrata (PLD), Shinzo Abe, fue formalmente elegido como Primer Ministro por ambas cámaras del Parlamento de Japón.

Abe, regresa al poder presentándose como la mano providencial capaz de sacar el archipiélago  de su recesión económica y de darle vigor en la escena internacional. 

A sus 58 años, el que ya fuera jefe de gobierno entre 2006 y 2007 recupera  las riendas del país después de un paso por la oposición y con un nuevo credo: "construir un Japón fuerte, próspero, donde la gente pueda sentirse feliz de  ser japonesa".

Shinzo Abe, resume así su fórmula: "Reconstrucción + reactivación económica +  reforma de la educación + recuperación de la diplomacia + regreso de la  seguridad = un nuevo Japón".

Nieto de un primer ministro e hijo de un ministro de Relaciones Exteriores,  Abe vuelve cuando el país atraviesa una recesión económica y una fase de  tensión con sus vecinos chinos, coreanos y rusos.

En materia económica, el nuevo jefe del ejecutivo quiere poner en cintura  al banco central para que haga bajar el yen, cuya fortaleza en los últimos años  castigó las exportaciones, y ponga fin a la deflación, un fenómeno de caída  prolongada de los precios que inhibe el consumo y la inversión. 

En los círculos empresariales, Abe se presenta como un líder que defenderá  la autonomía energética de Japón, aunque ello lo lleve a tomar decisiones  impopulares como la reactivación de reactores nucleares.

En diplomacia, este político, que se ganó su reputación por su firmeza ante  Corea del Norte, asegura ahora que no cederá un ápice a propósito de las islas  del mar de China Oriental administradas por Japón bajo el nombre de Senkaku  pero reivindicadas por Beijing, que las llama Diaoyu.

Hace seis años, cuando sucedió al frente del gobierno al extrovertido  Junichiro Koizumi (2001-2006), se convirtió en el primer ministro más joven  desde la Segunda Guerra Mundial, y el primero nacido después de la contienda  que terminó con la capitulación de Japón.

Pese a esta buena carta de visita, su primer mandato se vio manchado por  una serie de escándalos y sus problemas de salud.

Después de tres años en la oposición, Abe, que se dice revigorizado,  asegura que corregirá los errores del Partido Democrático de Japón, al que  acusa de haber minado la confianza de la gente en el poder político.

Una de las obsesiones de este político considerado como muy a la derecha es  revisar la Constitución pacifista redactada e impuesta en 1947 por Estados  Unidos, al considerar que ya no está adaptada a la situación mundial actual.

El nuevo primer ministro ha prometido en ese sentido cambiar el nombre de  las "Fuerzas de Autodefensa" por el de "Ejército de Defensa Nacional".