Japón, y los países liderados por él, rechazaron este martes una propuesta de gobiernos sudamericanos y africanos para crear un santuario en el Atlántico Sur para ballenas, las que continúan amenazadas pese a los 30 años de moratoria mundial de su caza.
La proposición necesitaba el respaldo de tres cuartos de los 88 miembros de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), sin embargo, 24 naciones se opusieron, incluyendo a la nipona.
Este país, junto a Noruega e Islandia, aún lleva a cabo la persecución de ballenas usando un vacío legal en la norma que permite la práctica de "caza científica", en la que la carcasa del animal es examinada antes de que se coma la carne, que muchos japoneses consideran una exquisitez.
Tokio dice que realiza dicho examen de la carcasa para determinar la edad de los especímenes y así aumentar el conocimiento de lo que se necesita para ayudar a preservar una cantidad "sustentable" de cetáceos.
Los países a favor del santuario dicen que el "uso sostenible" no es suficiente para proteger a especies de ballenas en peligro de extinción.
Asimismo, los científicos estiman que unas 300.000 ballenas y delfines mueren anualmente tras quedar atrapados accidentalmente en redes de pesca.