El Gobierno japonés dijo el martes que la economía está en un punto muerto, poniendo de relieve la creciente brecha entre los países desarrollados y emergentes que amenaza con profundizar las tensiones en torno a los tipos de cambio.

En un informe mensual, el Gobierno rebajó su evaluación de la economía por primera vez desde febrero del 2009 y un importante funcionario japonés dijo que una renovada presión sobre la actividad, que está sumida en una persistente deflación, podría generar una nueva recesión.

"Si la economía evoluciona como se espera en nuestro principal escenario, podríamos terminar describiendo la situación actual como un suave bache", dijo el funcionario de la Oficina de Gabinete, ente que compila el informe. "Pero si cae bajo una nueva presión bajista, podría terminar cayendo en recesión", agregó.

La evaluación del Gobierno publicada el martes marca la primera vez desde julio del 2008 -justo poco antes del inicio de la última recesión global- en que se describe la situación de la economía como en un "punto muerto" o "paralizada".

El informe señaló que la economía podría verse golpeada por una desaceleración global y por las oscilaciones en los precios de las acciones y en los tipos de cambio.

La debilidad de la recuperación de la crisis global en los países desarrollados ha llevado a los inversores a refugiarse en los altos rendimientos que ofrecen los mercados emergentes, generando una acelerada apreciación de sus monedas.
Las autoridades japonesas no han escondido su preocupación por el débil crecimiento de su economía de corte exportador y el Gobierno ha elaborado un presupuesto extra para apuntalar la recuperación.

Un alza del yen a máximos en 15 años frente al dólar profundizó esas preocupaciones, generando la primera intervención de Japón en el mercado cambiario en seis años.