Hace una semana, Javier Marías tomó su abrigo y bajó de su departamento rumbo al Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde llegó caminando tras fumar un cigarrillo.
El escritor hispano estaba decidido. Daría una conferencia de prensa tras rechazar el Premio Nacional de Narrativa dado por su novela Los enamoramientos (2011), galardón entregado por el Ministerio de Cultura de España y dotado de 20 mil euros. Marías explicó: "Nunca recibiría un premio institucional".
Hoy, el premio Rómulo Gallegos, Herralde y José Donoso dice a La Tercera desde Madrid: "El Estado no debe darme nada por efectuar mi tarea de escritor", y da el tema por cerrado, aunque la historia podría ser un argumento para un relato.
A inicios de octubre, Marías ya había dado que hablar por la publicación de Mala índole (Alfaguara). Libro que reúne 30 cuentos salidos de sus dos únicos títulos de narraciones breves: Mientras ellas duermen (2000) y Cuando fui mortal (1996). "Es posible que no escriba más relatos", dice a los 61 años, y cuenta que la mayoría de ellos fueron escritos por encargo para publicarse en la prensa. El volumen aún no tiene fecha de llegada a Chile.
Además, por esos agitados días se unía otra noticia. La editorial británica Penguin lo incluía en Modern Classics, la serie donde están publicados autores como Marcel Proust, James Joyce, Nabokov y Borges, entre otros clásicos.
El sello editó sus novelas Mañana en la batalla piensa en mí, El hombre sentimental, Corazón tan blanco (con prólogo de Jonathan Coe) y Todas las almas, con introducción de John Banville. El autor irlandés anota: "Es una obra, a la vez, afectuosa y vengativa, profunda, conmovedora, deliciosamente extraña y maravillosamente graciosa".
Javier Marías dice de Coe y Banville: "Son dos autores que admiro, y ya me pareció un honor que se prestaran a escribir esos prólogos sin que yo los conociera de nada. Ambos textos me parecen muy inteligentes y perspicaces, y los agradezco mucho".
Cortázar sin Rayuela
¿Qué lugar ocupa el cuento dentro de su producción?
Durante mucho tiempo estuve de acuerdo con lo que decía Isak Dinesen, una de las más grandes maestras del cuento: "Uno puede contar Alí Babá y los cuarenta ladrones, pero no Ana Karenina". O dicho de otro modo: un cuento casi siempre aguanta la pérdida de las palabras con que fue escrito, y aun así puede volver a contarse; una novela no, necesita todas sus palabras para seguir siendo lo que es.
¿Hay historias de sus relatos que dialogan con sus novelas?
Sin ir más lejos, hay uno que "coincide" con un fragmento de mi novela Corazón tan blanco. Si ese fragmento se interrumpe y se le pone un final abierto, se convierte en el cuento En el viaje de novios. Otro, Lo que dijo el mayordomo, que está entre los que prefiero, tuvo su origen en un artículo de prensa, parte del cual es reproducido. Muchos personajes de mis novelas se cuelan en mis relatos.
¿Le interesa el cuento latinoamericano?
Borges es sus relatos sobre todo. Julio Cortázar era mucho mejor cuentista que novelista. Rayuela me pareció siempre un crucigrama sobrevalorado, mientras que algunas de sus historias son excelentes, como muchas de García Márquez. No es una tradición tan rica como la anglosajona, pero sí mucho más que la española.
¿Trabaja en una nueva novela?
Sí, en la medida en que en mis novelas las "ideas" están antes que la propia escritura del texto. He empezado lo que podría acabar siendo una nueva novela, pero aún no he llegado al punto en que sé que, buena o mala, va a existir en todo caso. Trabajo con muchas interrupciones, sobre todo por los viajes para acompañar la salida de Los enamoramientos en diferentes países. Es curioso, cada novela anterior tiene una estela tan larga que casi le impide a uno acometer la siguiente. Al fin y al cabo, todas mis últimas novelas han sido escritas con las mismas dificultades de concentración y de tiempo. Y llegaron a ser terminadas.