En menos de dos semanas el Papa Francisco aterrizará en Chile. Serán tres días intensos, con más de 15 actividades oficiales en Santiago, Iquique y Temuco, las que incluyen misas masivas que esperan congregar a más de un millón de fieles. Durante los últimos seis meses, la Comisión Nacional para la Visita del Papa ha estado trabajando en la organización de la gira apostólica. Y ahora, que comienza la recta final, están enfocados en afinar los últimos detalles. Javier Peralta, director ejecutivo de la comisión, conversó con La Tercera sobre los elementos pendientes, la construcción de escenarios, distribución de entradas y la tarea que vendrá una vez que termine la visita.

¿Qué sensación hay al interior de la organización? ¿Están nerviosos?

Yo diría expectantes. Ahora empezamos a revisar los detalles más pequeños y, junto a ello, va creciendo la ilusión y la esperanza de ver al Papa. Vemos que todo en lo que se ha trabajado en estos seis meses se empieza a materializar y a manifestar en el interés de las personas. Es algo que notamos, por ejemplo, en la distribución de entradas. Ahí hemos podido ver cómo esta visita despierta el ánimo de las personas.

A 13 días de la gira, ¿en qué se está trabajando?

Se están habilitando los lugares donde serán los encuentros masivos. Son espacios que no están preparados para recibir a tanta gente y hay que pensar en que los peregrinos tengan ciertas comodidades. Se están habilitando servicios básicos, ingresos, etc. Pero además, desde el punto de vista litúrgico se están preparando los coros, las lecturas y las canciones. Lo más desafiante es tener lugares bien preparados para los peregrinos y en eso estamos trabajando. En el Parque O'Higgins, por ejemplo, se están estableciendo 17 capillas para quienes quieran comulgar.

¿Qué características tienen los escenarios que se están construyendo?

El escenario, así como toda la celebración litúrgica, pretende mostrarle al Papa lo más representativo de la zona en la que están. El altar de Iquique recrea la arquitectura propia de las capillas de los valles interiores del norte. El de La Araucanía tiene una representación de los bosques y de los trigales, así como elementos propios de la cultura mapuche, mientras que en Santiago se hará una recreación de la cordillera en el altar, y estarán expuestos los santos y beatos chilenos.

Se espera más de un millón de asistentes a esos eventos. ¿Cómo ha sido la distribución de entradas?

No tenemos aún un conteo, pero sí ha habido un gran interés por retirar las entradas, especialmente en el caso de Santiago, lo más probable es que se nos puedan agotar. El sitio web ha funcionado bastante bien, pese a la alta demanda.

¿Ya se está capacitando los voluntarios?

Sí, se están haciendo las capacitaciones y tenemos una red de más de 500 coordinadores y responsables de actividades. Además, vamos a abrir un centro de acogida en Maipú para quienes vienen de fuera de Santiago. El sábado 13 de enero se hará una misa en el Movistar Arena para los cerca de 10 mil voluntarios de Santiago, ahí se les entregarán todos sus implementos.

Varias personas llegarán de países vecinos. ¿Cómo consideran que ha sido la recepción en el extranjero?

Estamos sorprendidos con el interés internacional que ha tenido la visita. Tenemos 1.500 periodistas acreditados de cuarenta países distintos. Tenemos obispos que vendrán de Argentina, de Bolivia, de Uruguay y Paraguay a concelebrar con el Papa. Hay más de mil voluntarios extranjeros inscritos, de todos los países de Latinoamérica. La respuesta ha sido increíble.

Respecto al financiamiento, ¿han logrado recaudar suficiente dinero?

Vamos bien. Hay tres fuentes de financiamiento: las instituciones propias de la Iglesia, las personas naturales que colaboraron a través de la campaña "Papa Francisco Yo lo Invito" y las empresas. No tenemos una cifra de cuánto vamos a recaudar, pero hemos tenido una respuesta enorme y muy generosa, la que esperamos será capaz de financiar la visita.

¿Qué viene una vez que termine la visita?

En lo inmediato, para la comisión habrá una labor de devolver los lugares a su situación original o incluso mejor. Pero además, el más importante de los trabajos comienza el día que el Papa se va y está en hacer que la visita sea fructífera para el país. En ver cómo aprovechar lo que el Papa nos enseño, cómo traspasarlo a nuestras comunidades e interpretarlo en nuestras instituciones. Pero también llevarlo a temas no necesariamente católicos sino que del país, de políticas públicas, de migración, medioambiente, etc. Hay que pensar que la visita no termina el 18, sino que empieza ese día.