Jean Beausejour, la versatilidad de quien es más que un futbolista
Escapa del jugador común. Lo suyo es ocupar al fútbol para entregar un mensaje más grande. En la cancha es el dueño absoluto de la banda izquierda, sector que también es el que más le acomoda en otros espacios. Un poco del "Bose", el "Sócrates" criollo.
El 19 de febrero de 1954, la ciudad brasileña de Belém lo vio nacer a Sócrates Souza, uno de los jugadores más pensantes e influyentes en la historia del fútbol. Pensante dentro y fuera de la cancha, elemento que hacía la diferencia. Un doctor —profesión que le regaló su apodo— que vio en el deporte rey la plataforma exacta para promover sus ideales y combatir los bototos de la dictadura que pegaba cada vez más fuerte en su país.
Tres décadas más tarde, en el hospital Paula Jaraquemada nació Jean Beausejour. De padre haitiano y madre mapuche, raíces por las que siente profundo orgullo y admiración, el hijo ilustre de Estación Central comenzó su romance con el fútbol a los diez años, cuando se probó en la "U", equipo que lo desechó en su etapa formativa y con el que gritó campeón hace un par de semanas.
Hablar del "Bose", como se lo señala en las tertulias futboleras, es hablar de un futbolista que poco lo parece. Es hablar de un jugador que, como el "Doctor" Sócrates, rompió con el molde de ser jugador. Al "Bose" le encanta la política. Vivió la última etapa de Pinochet y miraba con atención las barricadas y protestas de la época. "En política soy re parecido a lo que hago en la cancha. Juego por los mismos sectores en ambos escenarios: por la banda izquierda", afirmó en una entrevista a The Clinic.
Como el crack brasileño, que supo hacerle frente a la dictadura irrumpiendo en el gramado del Morumbí con el mensaje de la "Democracia Corinthiana", Jean hizo lo propio tras la primera Copa América que consiguió La Roja. Entre la algarabía y los festejos, Beausejour dedicó el título a los presos políticos. "En un lugar donde hubo tanta tristeza y muerte, hoy le dimos una alegría a este pueblo", señaló.
Fue, además, miembro del Consejo Ciudadano de Observadores (CCO), lugar desde el que también tapó bocas. "¿Cómo alguien puede ser tan estrecho de mente que imagina que un futbolista, o cualquiera, sólo puede opinar sobre el ámbito en que se desenvuelve, y no pueda tener otros intereses?", fue su notable respuesta cuando Felipe Ward criticó su designación.
Al "Bose" también le encanta la literatura. Suele rodearse de libros en las concentraciones. Para Belo Horizonte, en 2014, devoró Sólo por ser Indios de Pedro Cayuqueo y 10 K, la década robada de Jorge Lanata. También incursionó en este universo: escribió el prólogo de Revolución en la granja por expresa petición de su autor, Leonardo Salazar.
Dentro de la cancha ostenta un récord único: es el único futbolista en la historia de La Roja que consiguió marcar en dos Mundiales consecutivos. Honduras el 2010 y Australia en 2014 fueron sus víctimas. También, desde hace unas cuantas semanas, se sumó a Paulo Garcés y Roberto Cereceda como los únicos jugadores campeones en los tres grandes. Lo fue con Católica en 2002, con Colo Colo el 2015 y recientemente con los azules.
También tiene historias olvidables, relacionadas principalmente a actos de indisciplina. Si se lo pudiese seguir vinculando con Sócrates, una vez el "Doctor" aseguró que su mejor psicólogo era el vaso de cerveza. En esa línea, "Bose" fue uno de los protagonistas del denominado "Bautizazo", acaso el escándalo más grande de la historia reciente de la selección. Fue en noviembre de 2011, tras el bautismo de la hija de su gran amigo, Jorge Valdivia. Precisamente, "El Mago", Gonzalo Jara, Arturo Vidal y Carlos Carmona completaron la nómina de jugadores que llegaron en condiciones inapropiadas a la concentración. Borghi los desafectó.
Por suerte, volvió y tuvo su —merecida— revancha. Hoy es un inamovible en el equipo de Pizzi. Ganó la pulseada a Eugenio Mena e hizo suya la banda izquierda. El 2016 incluso se animó a patear el cuarto penal de la definición que coronó a La Roja frente a la albiceleste en Estados Unidos. Lo venció a Romero para inscribir su nombre en esta linda historia.
Son las distintas caras de uno que es mucho más que un futbolista. Polifuncional dentro y fuera. Un jugador con postura crítica, que utiliza su tribuna en pos de objetivos más ricos: promover sus ideales. Sí, como el "Doctor". Jean André, nuestro "Sócrates".
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