El jefe del Estado israelí, Reuvén Rivlin, concedió hoy al primer ministro, Benjamín Netanyahu, una prórroga de dos semanas para completar la formación de su próximo ejecutivo, informaron fuentes de la presidencia.
En una reunión en privado que ambos dirigentes celebraron esta mañana Netanyahu puso al tanto al presidente de la situación en las negociaciones con otros cinco partidos, y le pidió la prórroga de dos semanas que contempla la legislación para poder cerrar los últimos flecos.
"He venido hoy a pedirle una prórroga para poder completar la formación de gobierno. Hemos avanzado y estamos ahí en el camino correcto para formarlo, pero necesito tiempo adicional para que sea estable y llegar a un acuerdo en los asuntos importantes para el país", dijo Netanyahu.
Rivlin le respondió que "dado que no ha habido cambios en la recomendación de que sea usted el primer ministro y tras la información que me ha ofrecido sobre sus posibilidades de formar gobierno, le concedo la prórroga".
Según la legislación, el dirigente del Likud, que ganó holgadamente los comicios del pasado 17 de marzo, tendrá dos semanas adicionales a partir del día 22, cuando vencía el plazo original de 28 días desde que se le entregó el mandato.
La reunión se celebró hoy, y no el 22, porque ese día Israel conmemorará la jornada de recuerdo a los soldados muertos en el campo de batalla, en el que todo el país se viste de luto e inunda los cementerios y actos oficiales.
Ante los medios de comunicación, Rivlin recordó a Netanyahu que como jefe del Estado no tiene facultades para conceder más prórrogas, y le instó a anunciar su nuevo gobierno cuanto antes porque mientras tanto el país está siendo dirigido desde hace meses por un ejecutivo de transición limitado en autoridad.
Los medios locales informan hoy de que el primer ministro podría firmar su primer acuerdo de coalición hoy mismo con el partido de centroderecha Kulanu, y mañana, martes, con las dos formaciones ultraortodoxas Shas y Judaísmo Unido de la Torá.
La formación de gobierno ha avanzado también con los dos partidos nacionalistas Hogar Judío e Israel Beitenu, pero aún existen diferencias sustanciales con ambos.
El líder de Hogar Judío, Naftalí Bennet, exige garantías de que el Ministerio de Asuntos de Culto no es transferido de forma unilateral al Shas, sino dentro de un pacto entre toda la coalición que regule su actividad, de forma que los ortodoxos no anulen ciertas normativas aprobadas en la última legislatura.
Por su parte, el de Israel Beitenu, el ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, demanda al Likud que garantice que la entrada de los ultraortodoxos en el Ejecutivo no supondrá un paso atrás de la legislación civil aprobada estos últimos dos años, sobre todo en lo que tiene que ver con la conversión al judaísmo.