Desde la retirada en diciembre de las tropas estadounidenses en Irak, que no pisaba suelo iraquí un alto jefe militar norteamericano, hasta hoy, que lo hizo el jefe del Ejército, Martin Dempsey, cuando aterrizó en bagdad por un par de horas.
Dempsey, que regresó a Estados Unidos después de una visita de seis horas, se reunió con el primer ministro, Nuri Al Maliki, y con su homólogo iraquí, general Babaker Zebari.
El generaldeclaró que su país tenía todavía un papel importante que desempeñar en Irak, pero muy diferente al tenido durante el periodo en el que estuvieron presentes militarmente.
"Nuestra influencia y nuestra implicación continuarán. Pero a partir de ahora actuaremos como socios y no como dueños", aseguró.
El general Dempsey dijo querer poner en marcha un diálogo con sus homólogos iraquíes. Desea igualmente reforzar los lazos militares que unen Bagdad y Washington.
Tras una entrevista de 90 minutos con Maliki, el general declaró a los periodistas que habían hablado del conflicto en Siria, del interés de Irak en desarrollar el entrenamiento con las fuerzas estadounidenses y la compra de material informático norteamericano, sobre todo radares, armamento para defensa aérea y equipo para seguridad de fronteras.
Cuando sobrevoló en helicóptero la capital iraquí, el general Dempsey dijo que estaba impresionado por la "normalidad" de la ciudad, en comparación con su aspecto hace unos años, en el momento en que estaba en funciones durante la guerra contra los rebeldes.
"Han pasado solo ocho años y me parece que han aprovechado la oportunidad, como esperábamos que hicieran", dijo en el avión de regreso a Washington.
Aunque Irak sigue confrontado a retos impresionantes, el jefe de Estado Mayor estadounidense declaró que el país podría servir a largo plazo de modelos democrático para el resto de Cercano Oriente, sacudido por revueltas populares desde principios de 2011.
La noche del lunes, el avión del general Dempsey fue alcanzado por un cohete cuando se encontraba estacionado en la base de Bagram en Afganistán, donde se encontraba de visita. El ataque dejó dos heridos leves entre los soldados estadounidenses.
Los daños causados al aparato obligaron al general a utilizar otro avión para salir de Afganistán a mediodía.
Preguntado sobre el ataque del que fue objeto su avión, el general Dempsey consideró que los talibanes habían tenido, sin duda, "un golpe de suerte" al lograr alcanzarlo.