El nuevo líder de operaciones europeas de General Motors, Nick Reilly, espera que el Gobierno alemán contribuya con ayuda estatal para la reestructuración de su atribulada unidad Opel.

Hablando a reporteros el sábado, Reilly dijo que continuaba recibiendo signos positivos de Gobiernos europeos, incluyendo Berlín, con respecto a su plan para reducir el personal de Opel en cerca de 8.300 personas, la mayoría de ellas en Bélgica y Alemania.

"No estoy seguro cuando se tomará la decisión de asistencia financiera", dijo, y agregó que no prevé dificultades con autoridades en la Unión Europea bloqueando el apoyo del Gobierno.

Reilly dijo que Ed Whitacre, presidente de GM [GM.UL], quien asumió el cargo de presidente ejecutivo después del despido de Fritz Henderson esta semana, no le ha dicho que profundice ni acelere la reestructuración de Opel.

No obstante, Reilly advirtió que no sólo el personal de Opel tendría que ser reducido, sino que también la capacidad de la planta, en una clara advertencia de que el futuro de la instalación de Amberes se encuentra en un peligro considerable.

Además indicó que GM había firmado un documento que prevé la fabricación de dos todoterreno pequeños, pero sostuvo que desde entonces los planes habían cambiado y que cualquier intento para hacer valer el contrato sería "muy, muy perjudicial para la compañía".