Luis Almagro, el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), no ha tenido pelos en la lengua para criticar la gestión de Nicolás Maduro en Venezuela ni le ha temblado la mano para exigir elecciones o de lo contrario Caracas podría ser suspendida del organismo regional. Sin embargo, en el documento que presentó contra Venezuela, Almagro lanzó también una fuerte crítica por lo que consideró como una "inacción" de América Latina frente al caos que reina en la tierra de Maduro.
"Esperar soluciones de un proceso de diálogo que no es tal, porque ni es recíproco, ni ha ofrecido garantías, ni ha cumplido ninguna de sus premisas, que no ha hecho más que agravar la situación del país y legitimar la continuidad del deterioro de sus instituciones, nos hace cómplices desde la comodidad de esperar por la acción de otros. Genera responsabilidad por omisión", sostuvo el jefe de la OEA en el texto de 75 páginas divulgado el martes. "Nuestra inacción en esta situación es sinónimo de omisión en proteger la democracia y los derechos humanos en Venezuela", añadió.
La carta de Almagro es una versión actualizada del informe sobre Venezuela que presentó en junio de 2016 ante el Consejo Permanente. El secretario general propone en el documento la suspensión de Venezuela del organismo si el gobierno de ese país no convoca elecciones en un plazo de 30 días.
Para los analistas, la carta de Almagro refleja su impaciencia ante el deterioro institucional y la agudización de la situación económica en Venezuela. Los artículos 20 y 21 de la Carta
Democrática Interamericana, aprobada por todos los países en 2001, faculta a la OEA a intervenir en casos de alteración constitucional.
En el texto, Almagro señaló que "nuestro continente tiene ahora ante sí una obligación moral y ética: recuperar los principios del Sistema Interamericano y restaurar la democracia en ese país".
"La participación de la Santa Sede se ha convertido en una excusa para que los Estados Miembros de la OEA se retiren, esperando un progreso que no se va a materializar nunca. Es hora de que se reconozca el fracaso del diálogo como proceso para restaurar la democracia y la prosperidad de la población", señala.
Por su parte, la canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, acusó hoy a Almagro de buscar la intervención en su país y alentar a los sectores opositores para derrocar al gobierno. Sin ofrecer detalles, la jefa de la diplomacia chavista adelantó que las autoridades venezolanas ejercerán acciones para enfrentar el proceso promovido por Almagro.
En una línea contraria, el líder de la oposición y ex candidato presidencial venezolano, Henrique Capriles, dijo que están dadas todas las condiciones para que se aplique la Carta Democrática Interamericana a su país e instó a todas las organizaciones internacionales a "alzar la voz" por los ciudadanos de ese país.
Sin embargo, el canciller de Perú, Ricardo Luna, intentó hoy poner paños fríos al pedido de Almagro. Así, instó a "no adelantar posiciones como las que sugiere el secretario general de la Organización de Estados Americanos. Para llegar a una situación se requieren consultas".
La carta escrita por Almagro es también un reflejo de los nuevos equilibrios políticos que existen en la región. Esto porque hace algunos años la crisis venezolana no era un dolor de cabeza para la OEA. En aquella época, con Hugo Chávez en el poder, el país contaba con el apoyo del Alba, pero también de Perú, Argentina y Brasil. Hoy, parece cada vez más aislado.