La tensión se agudizó ayer en Jerusalén, luego de que dos palestinos mataran a cuatro fieles judíos de origen estadounidense y británico en una sinagoga de la ciudad y fueran luego abatidos por la policía, en un ataque asumido por el Frente Popular para la Liberación de Palestina.

Según medios israelíes, los dos atacantes -procedentes de la parte árabe de Jerusalén Este- agredieron con cuchillos, hachas y con un revolver a fieles que se encontraban en una sinagoga del barrio de mayoría ultraortodoxa de Har Nof, en Jerusalén Oeste. Mientras, la prensa palestina señaló que los atacantes eran dos primos de 22 y 27 años. Ambos procedentes del barrio Yabal al Mukaber, en Jerusalén Este.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró que su gobierno responderá "con mano dura" y corresponsabilizó de lo ocurrido tanto al Presidente palestino, Mahmoud Abbas, como a la organización radical palestina Hamas.

El ministro de Seguridad Interna de Israel, Isaac Aharonovitch, dio por su parte instrucciones para facilitar que los civiles israelíes obtengan permisos de armas para defensa propia en caso de ataques palestinos y ordenó aumentar la seguridad en los accesos a las sinagogas.

Abbas condenó el asesinato de los cuatro creyentes, aunque culpó de la violencia a las redadas israelíes en mezquitas, a las provocaciones de colonos judíos y a la incitación de ministros israelíes de línea dura.

Por su parte, Hamas calificó el atentado de "acto heroico". Así, el portavoz de ese grupo, Mushir al Masri, habló de una "reacción natural", como venganza por la muerte de un conductor de autobuses palestino que apareció el domingo colgado dentro de su vehículo.

Este incidente en la sinagoga se produce tras varias semanas de tensión en Jerusalén entre israelíes y palestinos tras una serie de atropellos y ataques a judíos que se han cobrado cinco vidas en el último mes. Una docena de palestinos, incluyendo los perpetradores de los ataques de ayer han muerto durante esta ola de violencia. El miedo a un gran levantamiento palestino, una tercera Intifada, ha crecido en Israel y en la comunidad internacional desde que comenzaron las agresiones.

No es la primera vez que Jerusalén ha sido el epicentro de las tensiones. De hecho, la ciudad ha sido un lugar de fuertes divisiones por cientos de años.

Uno de los puntos álgidos ocurrió cuando Israel capturó de Jordania las zonas de Jerusalén Oriental y Cisjordania en la guerra de 1967. Y desde 1980, la ciudad pasó a ser para los judíos la capital "eterna e indivisible del Estado de Israel", lo que jamás ha sido aceptado por los árabes y no ha sido reconocido por la comunidad internacional. De hecho, todos los países que tienen relaciones diplomáticas con Israel tienen sus embajadas en otras ciudades.

La expansión de los asentamientos se considera ilegal bajo el derecho internacional. La Autoridad Palestina reclama un Estado propio en las fronteras previas a la guerra de 1967. Según la cadena BBC, los residentes palestinos dicen que se sienten discriminados y responsabilizan de la creciente tensión al aumento de los asentamientos judíos.

Desde el punto de vista religioso, la ciudad es hogar del tercer sitio más sagrado para el islam, porque en el barrio musulmán de la ciudada antigua está el santuario de la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al Aksa, en lo que se conoce como la Explanada de las Mezquitas. Sin embargo, para los judíos se le conoce como el Monte del Templo, que alberga el Domo de la Roca. Si bien los judíos pueden ingresar al Monte del Templo, no pueden rezar allí. Los musulmanes temen que el gobierno israelí autorice las oraciones judías allí.