Jesús de Nazareth: el Cristo más inoxidable
El clásico de Semana Santa que se repite ininterrumpidamente desde 1982 en Chile nació tras una sugerencia del Papa Pablo VI en 1974.
A Sir Lew Grade, magnate de las comunicaciones judío-británico, nacido en la Navidad de 1906 bajo el nombre de Lev Winogradsky, le tomó 20 minutos darse cuenta de que su próxima gran producción debía ser la historia del gran hombre con el que compartía cumpleaños. Es decir, la historia de Cristo. Fueron los mismos 20 minutos en que el Papa Pablo VI le sostuvo ininterrumpidamente las manos, lo bendijo y le dio las gracias por el buen trabajo que había hecho en Moisés (1974), protagonizada por Burt Lancaster. Además de acogerlo con reverencia en su oficina del Vaticano, el sumo pontífice también le dijo a Grade algo que sonaba demasiado intimidante como para olvidarlo al día siguiente: "Ojalá algún día hiciera una serie similar sobre Jesús".
Con el apoyo implícito del mayor líder cristiano de Occidente, Grade no tardaría en poner en marcha a sus ejecutivos y agentes para buscar a los ejecutores de la producción sugerida desde la Santa Sede. Jesús de Nazareth se estrenó el domingo 27 de marzo de 1977 en el canal RAI 1 de la televisión italiana, que la fue desplegando en cinco capítulos de una hora y cuarto de duración. Antes de la emisión del segundo episodio, que coincidió con el Domingo de Ramos, el propio Pablo VI instó a los fieles a ver la coproducción ítalo-británica, que alcanzó audiencias históricas en Italia. Pocos días después se repitió el éxito en Gran Bretaña y en Estados Unidos, donde fue vista, de acuerdo a datos de Nielsen, por un 50 por ciento de los hogares, con 90 millones de espectadores.
Exito fijo en las programaciones televisivas del mundo cristiano, la producción dirigida por Franco Zeffirelli es además la serie que más veces se ha emitido en Chile, donde debutó por las pantallas de TVN en 1982. Desde ese momento se ha dado en más de 30 ocasiones, manteniendo siempre un público cautivo y, según datos publicados por La Tercera en el 2012, obteniendo 18,1 puntos de rating en el 2011. La serie, que también puede verse en una copia restaurada por Netflix, volverá a emitirse hoy en dos bloques en TVN, a las 16.25 y a las 22.20 horas.
La imagen del actor inglés Robert Powell en el rol de Jesús logró suceder sin problemas las de anteriores de Cristos de la pantalla grande y en muchos sentidos permanece insuperada en cuanto fenómeno de penetración de masas. Ni Tab Hunter en Rey de Reyes (1961) ni Max Von Sydow en La historia más grande jamás contada (1965) estuvieron cerca de este impacto. Hasta hoy la elección de Robert Powell permanece como una operación de casting perfecta.
Primero seleccionado para interpretar a Judas y luego sugerido para el rol de Jesús por la esposa del productor Lew Grade ("tiene unos hermosos ojos azules", fue el argumento), Powell interpretó a Jeús haciendo alarde de una rara proeza física: no pestañeó en toda la serie. La petición del director Franco Zeffirelli, también exigida al muchacho que lo representa de niño, funcionó como poción mágica. Un rostro con ojos que no se cierran parece, en efecto, algo sobrenatural. Parecen los de un Mesías.
Aunque a estas alturas suene extravagancia, la primera opción de los productores para la dirección de la serie fue el realizador sueco Ingmar Bergman, un hombre que sabía de fe, que era hijo de un pastor luterano, pero que jamás comulgó con visiones reverenciales del cristianismo. El director de Luz de invierno cuenta en sus memorias que en principio aceptó, pero bajo estas condiciones: el rodaje debería ser en la isla sueca de Faro, donde él vivía. Bergman planificaba que las murallas medievales del pueblo isleño de Visby fueran los muros de Jerusalén, que el mar de Langham se transformara en el de Galilea y que el montículo de Langhammars le diera vida a la colina del Gólgota, la de la crucifixión. Además sólo contaría las últimas 48 horas de Cristo. Por supuesto, Bergman nunca tuvo respuesta a sus condiciones, que eran deliberadamente poco comerciales.
Entra el devoto
Educado en el colegio del convento de San Marco en Florencia y amigo de Pablo VI desde sus años de estudiante partidario del grupo Acción Católica, Franco Zeffirelli llegó a hacerse cargo de Jesús de Nazareth también por sugerencia del Papa. Según contó él mismo hace ocho años a la agencia de noticias católica Zenit, en principio se sintió inseguro con la propuesta: "Fue gracias a la discreta red de influencias del Papa que esta serie se pudo realizar y también, como más tarde me enteraría, fue él quien dijo que el director debía ser 'Zeffirelli o nadie'".
Con más de seis horas de duración, música del compositor francés ganador de tres Oscar Maurice Jarre (Doctor Zhivago) y doble fotografía del italiano Armando Nannuzzi (El crepúsculo de los dioses) y el británico David Watkin (Africa mía), Jesús de Nazareth partió su rodaje en septiembre de 1975 y terminó en mayo de 1976. Fueron ocho meses de intenso trabajo en Túnez y Marruecos, con extras locales que escasamente sabían algo de inglés y que debieron ser doblados en estudio. Pasaría un año más hasta que se estrenara en 1977, coincidiendo con el cumpleaños número 33 de Robert Powell. Es decir, la misma edad de Cristo al morir.
Formado en el teatro de Manchester, Robert Powell llegó al rol después de haber interpretado un par de roles titánicos en la pantalla: fue el poeta romántico Percy Shelley en 1972 y el compositor austríaco Gustav Mahler en 1975. Cuando le tocó hacer de Jesús convivía con su pareja, la bailarina Babs Lord, y, como es usual en estos casos, los conocidos de siempre levantaron la voz por lo que creían abyecto: el hombre que iba a interpretar a Jesús debía estar casado y no vivir "en pecado". Aunque Powell ha negado que esas presiones hayan tenido algún efecto, en términos prácticos se terminó casando pocos meses antes del rodaje.
A 38 años de la miniserie, el actor británico mantiene una carrera activa en el teatro de su país, pero es evidente que el rol de Jesús le pesa como una marca indeleble. En su momento dio muchísimas entrevistas sobre el rol y llegó a recibir 10 mil cartas de fanáticos. Contrariamente a lo que muchos podrían pensar, el rol no le hizo millonario y su sueldo fue de 20 mil libras (cerca 18 millones de pesos), sin derecho a beneficio por las infinitas retransmisiones. Pero hay datos aún más terrenales: el rodaje en Africa enfrentó a largos períodos de inactividad, mal clima y bostezos.
"Fue una experiencia extraordinariamente aburrida para la mayoría de los actores, esperando constantemente el cambio de clima adecuado para filmar la escena que queríamos", afirmó en el 2002 al diario británico Daily Mail. La crucifixión fue un caso aparte: "Hacía demasiado frío allá arriba. No me bajaron mientras preparaban las distintas tomas, así que me dieron una manta y un par de zapatillas. Mi esposa me dio un cigarro y, bueno, había tanto viento que creo que me tomé un brandy".
Con especial llegada entre los actores británicos, Franco Zeffirelli logró repetir el nivel de casting que ya antes había tenido en La fierecilla domada, con Elizabeth Taylor y Richard Burton. Desfilaron Sir Laurence Olivier como el buen fariseo Nicodemo, James Mason en el rol de José de Arimatea, Claudia Cardinale como la adúltera y Antony Quinn a cargo del miserable Caifás. Dustin Hoffman y Al Pacino fueron opciones para Jesús antes de Powell y los paisajes de Túnez siempre serían los mejores para esta historia: un año después los mismos sets y locaciones fueron usados por el grupo humorístico británico Monty Python para reírse de Cristo en su película La vida de Brian. Ahí el falso mesías a cargo de Graham Chapman dormía y, por supuesto, pestañeaba como cualquier mortal.
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