Bill Franke, socio principal de Indigo Partners -el fondo de inversión que controla la nueva aerolínea Jetsmart-, aterrizó el martes a Chile para encabezar el debut de la primera aerolínea ultra low cost del país. Pese a que el mercado chileno tiene sus cielos copados en gran parte por Latam Airlines y Sky, el empresario es enfático en señalar que no vienen a quitarles pasajeros a otras compañías, sino más bien a captar nuevos clientes con tarifas aún más bajas que sus competidores, que también adoptaron el modelo de bajo costo. En esa línea, dice estar confiado en que el proyecto será un éxito, ya que ven en Chile un gran potencial para desarrollar su modelo. Pese a esto, advierte que es esencial persuadir a las autoridades para bajar los precios de las tasas de embarque para vuelos locales, algo que ve como una amenaza.

¿Por qué decidieron entrar al mercado chileno?

En Chile, el porcentaje de la población que vuela, según estándares mundiales, es bajo. Todavía existe espacio de crecimiento, pero lo que sucede es que en Chile, por el alto costo de los pasajes, la gente debe decidir entre tomar el avión o manejar. Nosotros creemos que a medida que las economías crecen, y si los precios son los correctos, la gente volará. Los vuelos de Santiago a Calama, por ejemplo, tardan un poco más de una hora, pero si manejas son 19 horas. Por ello, si ponemos los precios correctos, la gente dejará de manejar y empezará a volar. Nuestro objetivo en Chile es que cualquiera pueda pagar por volar.

¿Cuáles son sus planes en el país?

Nuestro objetivo es volar dentro de Chile para que podamos tener experiencia con el consumidor y luego vamos a expandir la aerolínea fuera de Chile, pero nuestra primera obligación es frente a la gente de Chile.

¿Cómo ha sido su experiencia con el modelo low cost en otros países?

Hemos tenido gran éxito, la primera aerolínea que creamos fue en Singapur, que volaba por el sudeste de Asia y se hizo muy popular. Después, creamos una aerolínea basada en Budapest, Hungría, que volaba por la antigua Unión Soviética, donde al igual que en Chile la gente tomaba el bus a todas partes. Esa aerolínea también se ha vuelto muy exitosa. Después creamos una aerolínea en México, que generó mucho entusiasmo.

¿Cómo ve la competencia en el país, tomando en cuenta lo concentrado del mercado?

No es un problema. Chile tiene la fortuna de tener aerolíneas muy exitosas como Latam y Sky, pero nosotros tenemos un modelo distinto. No vinimos a quitarles los pasajeros a ellos, sino encontrar otros nuevos, una torta más grande. Cuando nosotros anunciamos Jetsmart, tanto Sky como Latam crearon un modelo de bajo costo, pero sus costos son más altos que los nuestros, por lo que al final del día vamos a tener precios más bajos.

¿Cómo se sustenta un modelo low cost en un país que tiene tasas de embarque altas?

Los costos del aeropuerto son un problema. El hecho ya de llegar al aeropuerto es caro. Lo único que podemos hacer es tratar de persuadir a las autoridades que es mejor tener más pasajeros con tarifas más bajas que menos pasajeros y tarifas más altas.

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El avión que hizo el primer vuelo de JetSmart en Chile.

El avión que hizo el primer vuelo de JetSmart en Chile.[/caption]

¿Están pesando en expandirse en otros países?

Tenemos todo el mundo bajo la mira y todo tipo de ideas. Creamos siete aerolíneas y habrá más en el futuro.

¿Creen que sea necesario desarrollar un aeropuerto low cost en Santiago, como ocurre en Europa?

Creo que sería una buena idea, pero muy difícil de lograr. El aeropuerto está muy limitado en espacio, así que por ejemplo en Singapur hicimos un terminal separado para el low cost. Yo no creo que eso pueda suceder aquí porque nos falta espacio, por lo que es necesario trabajar en el aeropuerto para que se vuelva lo más eficiente posible.

¿Ven potencial para desarrollar el modelo low cost en vuelos de mediano o largo alcance?

Ha sido una buena idea que no ha funcionado, pero creo que a la larga va a funcionar, tal vez nosotros lo podamos lograr. Este vuelo de Santiago a Calama, por ejemplo, tiene sus limitaciones, con aviones más pequeños que pueden volar hasta por un máximo de cuatro horas. Pasado ese tiempo ya se necesita más espacio. Así que para ese tipo de vuelos se necesitan aviones más grandes, que puedan volar más lejos y eso es caro.

Si no bajan las tasas de embarque en Chile, ¿de todas maneras el modelo es viable?

Si. Hemos considerado ese factor en nuestras tarifas. Hemos hecho una evaluación de nuestro costos, pero es verdad, las tasas son altas. Esperamos que con el tiempo las autoridades entiendan la necesidad de traer más pasajeros al aeropuerto.

¿Sería más fácil para ustedes poder operar en otro país de Latinoamérica, que tenga tasas más bajas que Chile?

Sería más fácil, pero preferimos Chile por el sistema legal y regulatorio. Creemos que el país está listo para crecer y despegar.