"El talento no lleva a ningún lado, el resultado de una obra está ligado al trabajo", afirma categórico Joan Manuel Serrat, quien utiliza la figura del artesano para definir lo que ha sido su monumental e influyente historia como cantautor. Una que acaba de cumplir medio siglo, y que el catalán conmemora con un disco y una gira que en abril llegará a Chile, con un concierto en el Movistar Arena el miércoles 22 y otro dos días después en Suractivo de Concepción (Puntoticket).
Instalado en Buenos Aires, donde anoche daba el primero de seis shows en el teatro Gran Rex, el autor de Cantares recorre a través de recuerdos sueltos su propia leyenda: su debut en radio Barcelona en 1965, los paisajes de Cataluña que marcaron sus primeras composiciones, además de los años en que tuvo prohibida la entrada a Chile, país con el que construyó, en sus palabras, "una relación que se profundizó en los momentos trágicos y en los dramas personales".
El músico de 71 años detalla cómo han sido estos últimos meses de trabajo de revisión y festejo, que comenzaron con el homenaje que le rindió en noviembre pasado la academia del Grammy Latino, la cual lo nombró Persona del Año. Por esos mismos días, el trovador lanzó Antología desordenada, un disco cuádruple con nuevas versiones de sus temas más significativos, y que dio pie al extenso tour que lo traerá a nuestro país.
En palabras de Serrat, la efeméride "es bastante más que una fiesta y tiene sus partes de trabajo oscuro y pesado". De hecho, él mismo hizo los nuevos arreglos ("con la voz de hoy") y llamó personalmente a los 31 artistas que participaron en los duetos de su último álbum, donde figuran nombres tan dispares como Pablo Milanés, Alejandro Sanz, Paquita la del Barrio y Calle 13, entre muchos otros.
¿En qué momento se planteó la idea de celebrar medio siglo de carrera con un disco y una gira?
La conmemoración de estos 50 años no es una idea, es una evidencia. Y aprovechando esta evidencia monto este proyecto, a partir de tomar 50 canciones que hay que elegir de alguna forma, y que como toda antología es muy personal. A esto se suma el espectáculo, que pretende festejar no a mí, sino esta maravilla que es estar 50 años cantando, y también a la gente que hizo posible que esto ocurra. Si la gente no empuja este barco, este barco no camina.
¿Fue difícil seleccionar y reunir a 31 artistas de los duetos sin la ayuda de una compañía discográfica?
Lo más difícil y maravilloso no fue escoger a los amigos, sino tenerlos, tener la posibilidad de llamarles y que todos digan que sí, y se pongan a disposición del proyecto, como lo han hecho.
El álbum incluye además una biografía. ¿Cómo se armó ese texto?
Lo hice yo todo, soy muy artesano. Me pareció muy poco recomendable encargársela a otra persona, porque quién va saber mejor que yo lo que ocurrió. Además, las biografías encargadas suelen ser muy pomposas y empalagosas. En cualquier caso, tampoco me meto en demasiadas cosas íntimas, para los que esperen encontrar amarillismo allí, o cosas sexuales, que es la parte más interesante de mi vida.
En los shows de Buenos Aires tendrá a un invitado distinto cada noche. ¿Piensa sorprender con algo en Chile también?
Les puedo asegurar que esta vez no llevaré los elefantes, jajaja. Subiremos seis músicos al escenario, tocaremos un manojo de canciones, un recorrido por temas que no han sido tan habituales en los últimos años pero que han sido fundamentales a la largo de mi vida.
Para algunos estos homenajes podrían ser un síntoma de que se acerca el adiós definitivo. ¿Es así?
Los homenajes empezaron hace mucho, hay que sobreponerse a ellos y contestarles muy contundentemente que por mucho que me los hagan no pienso en retirarme (...). Mi prioridad ahora es el tiempo que me queda para eso que amo tanto que es la vida, y tratar de evitar lo inútil y lo superfluo.