Coke @jor_coke:
@LavinJoaquin hay alguna plaza en Las Condes donde se pueda fumar marihuana tranquilo?
@LavinJoaquin:
Jajjjj. Debe haber, pero cuéntame para mandar el dron
Coke @jor_coke:
Podría mandar al dron con una bolsa de hielo ahora a Camino El Alba con Cerro Pintor? Estamos en una ventana hasta las 16, una lata.
@LavinJoaquin:
UDD, Uandes, Duoc?
Probablemente, Coke no pensó que en su diálogo tuitero con Joaquín Lavín -el alcalde UDI, conservador, medio ganso- quien iba a salir troleado era él. Porque, en otras palabras, el alcalde, desde su celular, escribiendo solito y con un solo dedo, le estaba diciendo a Coke que era un zorrón. A Coke, a sus 1.700 seguidores y a los 66 mil seguidores del propio Lavín.
El diálogo fue el martes pasado, y la de Coke fue una apuesta riesgosa: Lavín, post apagón en Las Condes, ya había demostrado cuánto se peina en las redes sociales. Porque este Lavín 2017 -quien incluso se ha convertido en una suerte de ícono pop- no es diferente al Lavín que hace 25 años quiso barrer con la delincuencia, que después pensó hacer llover en la comuna o que instaló playas falsas en Santiago. El mismo que se sacaba polaroids con la gente antes de que las selfies estuvieran en la cabeza de algún gringo inventor, y que así, con un desarrollado olfato político, estuvo a punto de ser Presidente de Chile.
A punta de cosismo, diría alguien que le respinga la nariz. "Para mí, que me digan cosista es un piropo", responde Lavín.
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Miércoles 19 de julio, 4 pm. Sectores de Las Condes van ya por la quinta noche sin luz y Lavín hace el anuncio en la prensa: mandará a los adultos mayores y familias con niños chicos a dormir a hoteles con cargo a Enel.
Daniel Matamala @DMatamala
El manejo de crisis de Lavín ha sido magistral.
Halago de Matamala. ¿Qué tal eso?
Lavín se ríe y dice "bien, poh".
Hace un año, Lavín no se había metido nunca a Facebook. No tenía idea cómo funcionaba. En Twitter sí, porque siendo ministro de Piñera le pidieron que se hiciera una cuenta, pero la usaba poco. Hoy, el alcalde dedica en promedio tres horas diarias a las redes sociales. Su mujer se enoja, porque está sobreconectado.
Lavín dice que es la nueva forma de gobernar.
-Ahí está la gran conversación. Lo aprendí en la campaña de alcalde, porque como no se podía hacer tanta publicidad, me dijeron que la manera de hacerlo era a través de las redes. Abrí una fanpage y empecé a hablar con la gente, a aprender qué pasa cuando pones un video, qué le interesa a una persona u otra, y vi que había una especie de inteligencia digital. Me enseñaron a usarla, pero ahora las cuentas de Facebook y Twitter las manejo yo.
¿Y los contesta todos usted?
Sí, porque si te equivocas, el revuelo es grande. Uno no puede dar respuestas tipo, porque cada uno es una persona distinta.
Estoy impactado por esto. El día antes de la nieve, dijimos que íbamos a hacer un albergue para personas. Tuvo 330 mil visitas en Facebook. Pero luego la gente empezó a decir qué hacemos con los perritos, entonces se nos ocurrió hacer un canil para perros y fue un hit: 667 mil visitas y cuatro mil likes.
Parece que se le abrió un mundo con esto.
Es lo mismo de siempre, pero potenciado. Hoy el alcalde es empleado de los vecinos, cercano, pero potenciado a mil con las redes. Todos saben que escriben un tuit y pueden llegar al alcalde altiro.
¿Lo insultan?
Muy poco. Al principio más, cuando estábamos en tema de seguridad. El dron.
Hay una cuenta en Twitter que hace una parodia sobre usted. Se llama @ideasdelavin.
La sigo y me mato de la risa, se las mando a mis hijos. A veces se cofunden las ideas, jajaja.
Tomando las palabras de Matamala, tuvo un buen manejo de crisis en el corte de luz. Estuvo transmitiendo en vivo desde Enel.
En el corte eléctrico se produjo un vacío. Enel no contestaba, o daba respuestas "tipo", entonces empezó a haber un ansia de saber, de que te contaran la verdad. Me di cuenta de que dar malas noticias es mejor que no dar. Entonces fuimos ese sábado en la tarde a Enel y nos dijeron que no volvía la luz hasta el lunes. Yo comencé a transmitir la información a mis vecinos, y el número de seguidores empezó a aumentar ese fin de semana. Hubo una especie de vacío de información de parte de la empresa, que como alcalde traté de llenar. Después quedó la escoba, porque la luz no volvió el lunes en la mañana, y hubo hasta barricadas en Las Condes, algo que jamás imaginé.
Ahí surgió la idea del hotel, porque unas barricadas estaban en un sector donde hay viviendas sociales y la gente empezó a alegar porque había salido en la prensa que los hoteles del sector oriente estaban llenos. Entonces me decían "alcalde, los cuicos de Las Condes se van a hoteles y nosotros no". Me empezó a dar vueltas la idea. Hasta que siguió el martes, y el miércoles ya lo hicimos.
¿A usted se le ocurrió el Ritz?
No, pero estábamos en grupo de emergencia de la municipalidad, y llamamos a varios hoteles para ver dónde había disponibilidad. Y los únicos que tenían eran el Intercontinental, el Ritz, que tenía cuatro piezas, y uno boutique en Bellavista, que salió más caro que el Ritz.
Y justo se murió su mamá entremedio.
Sí. El jueves, como a las 6.30 horas murió y me tuve que ir al campo, dejar todo. No puedo decir que fue inesperado, porque tenía 87 años y había tenido un accidente vascular dos semanas atrás, cuando yo estaba en su casa, Portezuelo. Ahí estuvo media hora inconsciente, después se recuperó, pero nunca fue la misma. Tuve la oportunidad de estar con ella justo antes de que comenzara su proceso de despedida. Era bien regalón suyo, pero le cargaba la política. Me decía: "No se meta, no se meta".
Qué le han dicho.
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¿La cancha de patinaje en hielo y el albergue para perros son parte del Lavín cosista?
Lo que hay en común es que son soluciones prácticas. Que me digan cosista lo tomo como un piropo. Me lo decían despectivamente, pero para mí eso es hacer lo que tiene que hacer un alcalde; hacer cosas, de una forma práctica, sin ideologías detrás.
¿Cuál es el límite entre el cosismo y el oportunismo?
Todo lo que uno haga siempre es criticable. Uno no es monedita de oro. Pero lo que yo hago es porque de verdad siento que ayuda.
¿No por un marketing político?
No, para nada. Aquí no hay nada pensado desde el punto de vista del marketing político. Yo vengo de vuelta ya en esa cuestión. O sea, hace un año no pensaba ni siquiera en ser alcalde de Las Condes. Me siento feliz como alcalde de esta comuna, que tiene imagen de comuna cuica, pero hay una gran parte de clase media y también tiene una parte más vulnerable. Eso para alguien que tiene espíritu de servicio es espectacular. Además, en un momento en que la gente ha cambiado, las personas son otras y la tecnología está a tu favor, puedes hacer una comuna top.
Ud. partió aquí, en Las Condes, hace 25 años. ¿Es también otra persona?
La persona es la misma, pero haber pasado por tantas cosas, éxitos y fracasos, enseña mucho. La experiencia, realmente, es la madre de la ciencia. Vale y te hace cambiar como persona. Ves que las cosas no son blanco o negro, o que no son como las veías. Entonces, ser alcalde ahora es diferente.
¿Y sus aspiraciones políticas han cambiado también?
Sí. No tengo ninguna aspiración política. Vengo de vuelta.
¿Qué significa eso?
Que quiero ser un buen alcalde.
¿No candidato presidencial de nuevo?
No, por ningún motivo. Ya he estado en todas.
Bueno, pero no fue presidente.
Bueno, pero son pocos los que lo son.
Una vez, tras perder la presidencial por segunda vez, usted contó una historia sobre una mariposa en un consejo general de la UDI. Cuénteme la historia.
Sí, dije que había leído un libro sobre una persona que se dedicaba a perseguir mariposas, y trataba de capturar una muy bonita, pero no le resultaba. De repente, cuando ya había dejado de perseguirla, se dio cuenta de que la mariposa se posó en su hombro.
¿Qué quiso decir con eso?
Que no iba a perseguir más mariposas.
Otros interpretaron que la mariposa llega en el momento en que dejan de buscarla.
No, soy 100% alcalde.
Algunos pensaban que Las Condes para usted era algo fome, pequeño, y ha habido como un renacer de Lavín, ¿o no?
La gente creía que yo venía a Las Condes como premio de consuelo, pero nada que ver. Si yo venía acá era para traer nuevas ideas, innovar. Y la otra cosa que pasa es que las personas más jóvenes no me conocían.
¿Este es su último paso por la política?
Creo que sí. Aprendí que uno nunca puede decir "de esta agua no beberé", pero lo más probable es que sí. Esto me gusta, es entretenido, no tengo jefe. Soy feliz y siento que no tengo nada que demostrarle a nadie; que me critiquen por esto o lo otro. Me da lo mismo. Por eso digo que vengo de vuelta. Cuando estás a punto de ser presidente, tienes que cuidar todo lo que dices o haces para que no se te vayan los votos. Hoy eso me da lo mismo.
Y qué piensa hoy, por ejemplo, cuando ve al Lavín vestido de aimara en el lago Chungará?
A veces me río un poco.
¿De ridiculez?
No, me entretenía. Y, claro, algunas cosas eran medio ridículas, como hacer llover en Las Condes. Pero de 10 ideas, siete resultan, y me atrevo a hacerlas. Y también eso de ponerse el gorro aimara era decir "me quiero identificar con ustedes". Ahora, probablemente, cuando uno mira hacia atrás piensa que hay cosas que no haría de nuevo.
¿Firmarles las piernas a las chicas del café con piernas?
Claro, pero tampoco lo encuentro tan terrible. Te dicen cosista como diciendo "hace cositas", pero no es así. Las pequeñas cosas son las que cambian el día a día a la gente, y son, entonces, grandes cosas.
Pero el cosismo se les decía a cosas como hacer una playa en Santiago.
¡Pero qué tanta cosa! En París hay playa y en muchas ciudades de Europa hay playas en el verano que son grandes intervenciones urbanas. Esas cosas hay que hacerlas.
¿Y cuando le dicen oportunista?
¿Qué es oportunismo? ¿Llevar a la gente a hoteles? Se dio el momento en que la gente está hasta la coronilla y va a pasar la quinta noche sin luz, tiene 91 años, claro, la llevamos a un hotel. Eso no es oportunismo, es servicio.
Para el Día de la Diversidad, puso la bandera gay en la municipalidad. ¿Por qué lo hizo?
En Las Condes, la mayoría de la gente está en contra. Más aún, la mayoría de los concejales no estaba de acuerdo. Pero yo tenía la convicción de que lo tenía que hacer, por una señal de respeto a los vecinos que se sienten interpretados por esa bandera. Quise transmitirles: "Yo soy tu alcalde también". A mí no me llamó nadie para que lo hiciera; lo hice porque lo quise hacer.
¿Sus posiciones en términos valóricos también han ido variando? Por ejemplo, el otro día dijo que prefería ver a un niño crecer con una pareja gay que en el Sename.
En general, no han cambiado. Sigo creyendo en el matrimonio entre hombre y mujer, y estoy contra el aborto, pero hay realidades de la vida que uno ve y te hacen pensar. Por ejemplo, conocí aquí una pareja homosexual que cría a una niñita de ocho años, y ves que es una niñita feliz, alegre, que se siente querida. Estas cosas son difíciles de decir, pero a igualdad de amor, prefiero que esa niña vea los dos roles, que tenga papá y mamá. Pero, al mismo tiempo, esa pareja la está criando con mucho amor. Entonces, si la alternativa suya es volver a su familia drogadicta o ir al Sename, prefiero lejos que la tenga esta pareja. Y que tenga el derecho también, porque si no, se la pueden quitar.
O sea, está con la adopción homoparental, pero no matrimonio.
Exactamente.
Usted no estuvo en la campaña de Piñera en las primarias. ¿Por qué?
Estuve, pero en mi comuna. Uno de los objetivos era que fuera mucha gente de Las Condes a votar, para contrarrestar lo que pasaría con Ossandón en Puente Alto. Y eso se logró. Lo que pasa es por tiempo, no puedo hacer campaña por todo Chile.
¿Qué proyección ve a Ossandón y a Kast?
Son liderazgos de gran proyección futura. Ossandón, porque se apropió del concepto de derecha popular, y Felipe Kast, porque sedujo a las nuevas generaciones de centroderecha, que son más liberales que sus padres. Entre mis hijos, hubo dos que votaron por Piñera y dos por Kast.