A partir de marzo, el ex generalísimo de campaña de Evelyn Matthei volverá a la Universidad del Desarrollo y se hará cargo del Instituto de Innovación Social.
¿Se retira de la política?
Son muchos años en la primera línea del servicio público y, obviamente, esta es una vocación permanente. Por lo tanto, voy a seguir contribuyendo, pero más en el plano de las ideas y no en la vida partidista.
Usted fue ministro de Educación y surgieron cuestionamientos por sus vínculos con la UDD. Ahora termina el gobierno de Piñera y usted vuelve a esa casa de estudios. ¿Cómo enfrentará la crítica de que nunca cortó el cordón de dicha universidad?
El cordón se rompió completamente antes de asumir como ministro de Educación. Dejé de tener toda vinculación directa o indirecta con ningún proyecto educacional, nada.
Entonces, ¿hoy es sólo un funcionario de UDD?
Soy sólo un funcionario, profesor contratado.
Usted dice que opinará sobre política. ¿Qué camino ve para la UDI?
Me interesa, más que nada, cómo volver a perfilar a la Alianza para lograr ser una alternativa de gobierno en cuatro años más. En ese reperfilamiento, la UDI tiene un rol clave y pasa por cambios importantes en el fondo. Lo que hay que redefinir es el sello de la UDI popular, porque la UDI popular de hoy es la que está con la clase media. Y también en la redefinición del perfil cristiano de la UDI. Porque también hay que reflexionar qué significa ser un partido cristiano en la era del Papa Francisco.
¿Plantea que la UDI cambie sus principios?
No. Estoy hablando no de cambios de principios, sino de cambios de actitudes. Ser un partido de opiniones claras y nítidas no significa caer en la caricatura de cerrado o dogmático que muchas veces se le hace a la UDI.
¿Ernesto Silva o Víctor Pérez para dirigir la UDI?
A mí me interpretaron 100% las palabras de Evelyn Matthei en el último consejo de la UDI, cuando dijo que sentía que había llegado el minuto de que la UDI le tiene que dar paso a la nueva generación.
Eso apunta a Silva...
No quiero entrar a los nombres porque no es el momento; aquí hay etapas y antes están los proyectos que los nombres. Una nueva generación tiene la fuerza de lo nuevo pero, además, tiene una mirada que no está afectada por los hechos del pasado.
¿Cómo siente hoy que nadie niegue haber vivido una rotunda derrota electoral en la Alianza?
Uno ahora lo mira con la perspectiva de las vacaciones y en la vuelta del verano. En lo personal, ya eso es parte del pasado y no quiero entrar en por qué fueron las cosas como fueron. Pero hoy hay un consenso al interior de la Alianza de que Evelyn Matthei, para todas las condiciones adversas que enfrentó, fue una gran candidata. Y lo hizo muy bien, y creo que hoy día Sebastián Piñera y Evelyn Matthei son los dos grandes activos de la Alianza. Y eso es relevante. Siento que la palabra derrota obviamente es una palabra dura, así fue electoralmente, pero esta alternativa en cuatro años más es perfectamente posible de ser construida.
Se ha dicho mucho que Piñera trabaja en la plataforma para llegar a ser alternativa en 2017. ¿Usted cree que él debiera plantearse esa posibilidad?
Hoy no es el minuto de estar hablando de carreras presidenciales, pero si me preguntas, obviamente que el Presidente Piñera es el mejor posicionado. El está terminando su gobierno con una popularidad sobre el 50% y eso es un activo muy importante. Pero la prioridad del minuto es convertirse en alternativa de gobierno en cuatro años más, reformular nuestro proyecto, y ya vendrá el momento de pensar en las candidaturas presidenciales. Y creo que la cultura de las primarias, sobre todo en la UDI, llegó para quedarse.
¿Cómo cree que ha sido la antesala del gobierno de Bachelet?
Se ha producido una situación bastante inédita: que hayan tenido que renunciar tres subsecretarios ya nominados antes de asumir, o sea, que haya habido un cambio de gabinete antes de asumir. Esto ha sido una cadena de autogoles, en el sentido de que quienes criticaron a esos subsecretarios fueron los propios miembros de la Concertación. Aquí la centroderecha no ha abierto la boca. Lo que me preocuparía es que fuera un síntoma de que el diseño no fue el correcto. Si las cosas empiezan a funcionar bien a partir de marzo, okey, sólo son errores.
Piñera nombró una vez a un ministro que le duró tres días...
Sí, pero al menos le duró tres días (ríe) (...) La Presidenta Bachelet eligió un diseño suprapartidista de personas de confianza, y ese es el diseño en juego después del 11 del marzo. Porque si lo ocurrido con los subsecretarios es un síntoma de que los partidos de la Nueva Mayoría se sienten con permiso de disparar a un subsecretario y forzar su renuncia sería grave, porque reflejaría una debilidad del modelo elegido. Ojalá que no sea el caso.
¿Ese es un diseño parecido al de Sebastián Piñera?
Creo que los diseños no han sido tan distintos. Se parecen en que son diseños suprapartidistas o que están al margen de los partidos. Si tú no tienes a los partidos ahí, necesitas que los partidos estén lo más aliados posible. Pero si los partidos conspiran contra ese diseño y lo tratan de destruir...
¿Piñera sufrió consecuencias en su gobierno por desembarcar con un diseño similar al de Bachelet?
De alguna manera sí, en que los partidos no se sintieron incorporados, lo que efectivamente tuvo consecuencias.