Joey Tempest, vocalista de Europe: "Viña del Mar es un recuerdo que guardamos con mucho cariño"
A casi tres décadas de su debut en el Festival, el frontman de los suecos habla con La Tercera de su regreso a la Quinta Vergara y del prolífico presente de su grupo, uno de los más exitosos del rock de los años 80.
"Exótico" es la primera palabra que se le viene a la cabeza a Joey Tempest, quien luego se corrige y define como "distinto" lo que vivió con Europe en Viña del Mar en febrero de 1990. Los suecos, dueños de algunos de los mayores éxitos del rock ochentero, aterrizaban por primera vez en Chile para encontrarse con un país ad portas de volver a la democracia y donde las estrellas anglo no eran todavía visitas habituales. Lo que les esperaba en la V Región tampoco era usual para el grupo, invitados estelares de una edición del Festival marcada por su escenografía de temática extraterrestre, el estreno del fallido "aplausómetro" y un llamativo menú que incluía a Luis Miguel, Wilfrido Vargas y Cheap Trick. De hecho, en la primera jornada compartieron cartel con Dyango, Peter Rock, Catalina Telias y el Bafona.
Allí, en dos noches distintas y rodeados por platillos voladores de utilería y fanáticos enardecidos, los escandinavos desplegaron un repertorio centrado en su álbum The final countdown (1986), que además del hit homónimo traía temas como Cherokee, Rock the night y Carrie. Una postal que quedó grabada en el exiguo historial rockero del evento, y que a fines del próximo mes tendrá su segunda parte, con el regreso de Tempest y compañía a la Quinta Vergara como parte de la "noche anglo".
"Disfrutamos mucho la primera vez en Viña del Mar, porque además de haber sido el primer encuentro con nuestros fanáticos chilenos, tuvimos tiempo para conocer algo de la ciudad, un mercado cerca de la playa, los clubes nocturnos y un teatro pequeño donde ensayamos cuyo nombre no recuerdo. Siempre tuvimos ganas de volver pero nunca se dio la chance, afortunadamente ahora es el momento y estamos muy entusiasmados", dice el vocalista a La Tercera desde Inglaterra, donde vive hace más de dos décadas.
28 años después del aquel debut, y tal como ha ocurrido con el festival viñamarino, algunas cosas han cambiado en Europe y otras no tanto. Tras un primer quiebre en 1992, el conjunto se rearticuló en 2003 con su última formación y desde entonces han emprendido varias giras y editado seis álbumes. El más reciente, Walk the Earth (2017), que salió a la venta poco después de su último show en Santiago -en mayo en el Caupolicán- y en cuyas diez canciones sigue presente la esencia de la banda, con riffs de glam metal y coros sinfónicos.
Pese a que aún tocan sus clásicos se han resistido a ser un acto de nostalgia.
Cuando nos volvimos a juntar dijimos que empezaríamos de nuevo, que intentaríamos conseguir un nuevo tipo de conexión con el público siendo atrevidos en el estudio. Queríamos convertirnos en una nueva banda, en cierta forma, y hemos sido afortunados de que haya resultado y de poder seguir sacando discos. Somos unos sobrevivientes, pero para eso hemos trabajado duro.
¿Sienten como algo especial volver a Viña? ¿Tienen buenos recuerdos del show?
Habíamos hecho un par de eventos algo similares para ese entonces, pero Lo sentimos como algo nuevo, distinto, con una atmósfera especial. Lo que más nos sorprendió fue el público, que nos recibió muy bien, fue muy hospitalario y hasta nos hizo sentir a salvo en la ciudad, te diría. Incluso algunas personas se subieron al escenario, a bailar con nosotros, fue muy loco, un momento muy especial.
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