John Carlin, es un periodista y escritor británico. En 2008 publicó un libro sobre Nelson Mandela titulado El factor humano, que fue llevado al cine por Clint Eastwood a través del filme Invictus. En 2000 ganó el premio Ortega y Gasset por un artículo sobre la inmigración en España, publicado por en el diario El País, donde es columnista. Ha escrito en diversas publicaciones como The Independent, The New York Times, The Observer, entre otros. En conversación con La Tercera analiza las primeras semanas de Donald Trump como Presidente de Estados Unidos.
¿Cómo evalúa los primeros días de Trump como Presidente?
Las primeras dos semanas y media que lleva en el poder. Creo que había mucha gente que quería pensar que una vez que ganara las elecciones y asumiera la presidencia se iba a tranquilizar un poco, a dejar de mandar sus tuits cada dos segundos y que iba a imbuirse en el trabajo como Presidente con un poco más de dignidad, la mínima que se merece el puesto, pero no. Cualquiera que albergó esa expectativa se ha visto decepcionado y lo que está claro es que Trump va a seguir siendo tal como fue como candidato.
Muchos analistas ya hablan de que se le realice un impeachment. ¿Cree que es posible?
Creo que hay un elemento de lo que en inglés se conoce como wishful thinking, es decir, que se cumpla lo que deseas que se cumpla. Hay un elemento de eso en aquellos que mencionan esa posibilidad. Pero dicho esto, haciendo un análisis con más frialdad, no es nada imposible. Creo que jamás en el comienzo de una presidencia estadounidense, siquiera en las primeras dos semanas, se ha hablado de eso como una remota posibilidad. En el caso de Trump no parece imposible pensar un impeachment, por un lado, por el posible conflicto de intereses, porque es el Presidente de la nación y un empresario con muchísimos intereses económicos en todo el mundo. Ahí puede surgir un punto de entrada. Por otro lado, se comporta de una manera tan disparatada y se supone que así va a seguir que puede llegar el momento en que incluso, sus propios partidarios republicanos en el Senado y en la Cámara de Representantes se pregunten si está en condiciones de seguir ejerciendo como Comandante en Jefe. También está, por ejemplo, el impeachment al ex Presidente (Bill) Clinton, que tuvo que ver con temas sexuales y ese también es otro terreno posible, porque sabemos que Trump ha tenido una vida llena de aventuras de ese tipo.
Teniendo en cuenta estas dos semanas, ¿qué aspectos considera más complejos en la presidencia de Trump?
Creo que el peligro mayor de Trump está en el terreno de la política internacional, no la nacional. Por supuesto, que los comentaristas estadounidenses hablan más de cuestiones internas, pero el hecho es que por los frenos que impone la Constitución de Estados Unidos, el margen de maniobra de un Presidente es bastante limitado dentro del país, como hemos visto ya con este decreto migratorio, en el que un juez del Estado de Washington de repente aparece y lo deroga. Ahí vemos un ejemplo de eso y hay muchos frenos, por ejemplo, el Congreso, los congresos estatales y también a nivel municipal. El poder está muy repartido. Pero la Constitución le permite mucho más margen de maniobra en el terreno internacional y ahí es donde yo veo posibles peligros. El más extremo, y estoy siendo hipotético, es que Trump tiene el dedo en el botón nuclear y tiene una relación curiosa con (el Presidente ruso, Vladimir) Putin, que yo sospecho que va a acabar mal. Putin es un factor bastante volátil, especialmente con los países vecinos, como los países Bálticos. Para resumir: el Presidente de Estados Unidos tiene más potencial de influir en las vidas de los residentes de Alepo en Siria, que Jack de Kentucky.
Trump ya ha tenido impasses diplomáticos, ¿cree que estemos presenciando un nuevo orden?
Sí, vamos a ver. Pero lo que no hemos visto hasta la fecha es, por un lado, la alianza que ha tenido con Europa Occidental desde la Segunda Guerra Mundial, es algo que de repente se ve más frágil por el simple hecho de que Trump se declara anti Unión Europea, cosa que es insólita de un Presidente de Estados Unidos desde que se formó el bloque. Después está el tema de la OTAN, que es cierto que ha dado un poco marcha atrás desde la campaña. Y eso también te hace dudar, que este orden por lo menos desde el punto de vista de Occidente se ve amenazado. Las tensiones con China, que es esta tremenda potencia económica y militar, dan motivos de preocupación también. Una posible consecuencia es que Estados Unidos se vea más marginado económicamente en el mundo que en mucho tiempo y que China gane mucho más protagonismo a nivel internacional. Pese a las dudas que uno pueda tener sobre el sistema chino parece un lugar dirigido por políticos adultos y un país estable y previsible. En cambio, Estados Unidos bajo Trump es un país impredecible.