Los expertos y los inversionistas han ignorado el negativo impacto que podrían tener los posibles aranceles contra los productos mexicanos sobre las firmas dueñas de las plantas que cotizan en Wall Street, según John Edmunds, profesor de Finanzas de Babson College. Un declive en los títulos "sería mucho más grande que cualquier ingreso fiscal que piensan que ganarían de los mexicanos", comenta mientras se dirige a dicha casa de estudios.

El experto, quien visitará Santiago en los próximos días para participar en un seminario organizado por Banco de Chile y Banchile Inversiones, asegura en todo caso que le preocupa más la política exterior de Donald Trump que sus propuestas económicas.

¿Cómo describiría el primer mes de Trump en la Casa Blanca?

Para comenzar, soy de Massachusetts y no votamos por ese tipo de candidato desde hace muchos años y él me pareció mucho más desesperado que el republicano típico y con una personalidad complicada, porque está diciendo que ganó la elección por mucho y no, ganó por un margen muy estrecho. Además, está teniendo una pelea todos los días con la prensa, lo que no tiene sentido. Parece que cualquier crítica la toma muy mal.

En términos de su primer mes, la política exterior es la parte que me preocupa. La política económica es predecible y exactamente lo que se espera de este tipo de candidato.

¿Qué es lo que le preocupa de la política exterior?

Primero, no se debe pelear con China. Se puede conseguir lo que buscamos con China mediante la negociación y maniobras estrictamente económicas. En el caso de Irán, no es uno de los países inventados por los ingleses y franceses en 1918. Si atacamos a Irán, es muy posible que pudiesen hacer algo contra nosotros. Alguien tiene que decirle que Irán e Irak no son la misma cosa.

Todo indica que Trump seguirá adelante con las medidas proteccionistas. ¿Cuáles serían las implicancias para EE.UU.?

Me preocupan las consecuencias para la bolsa, nadie está pensando en eso. Por ejemplo, en el caso de México, la idea es castigar a los mexicanos por pecados que no cometieron. El Nafta (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) siempre ha sido controversial, pero no es culpa de los mexicanos. Nadie está mencionando que las plantas maquiladoras en México pertenecen a empresas multinacionales cuyas acciones están inscritas en la bolsa de Nueva York. Suponiendo que ponen un arancel que bloquea o disminuye el volumen de transacciones procedentes de esas fábricas, teóricamente, las fábricas valdrían menos y, además, las utilidades de las propias multinacionales serían menores, lo que posiblemente resultaría en una caída en las acciones. Esta caída sería mucho más grande que cualquier ingreso fiscal que piensan que ganarían de los mexicanos. Todo esto está mal concebido.

¿Cuál es su visión sobre el posible estímulo fiscal?

La Cámara Baja no quiere aprobar el enorme plan de infraestructura de Trump a menos que vean de dónde vienen los ingresos para compensar el mayor gasto. Los republicanos no están completamente unidos, están divididos entre los tradicionales y los del Tea Party, que no quieren un gobierno grande, tampoco más impuestos ni grandes obras de infraestructura.

¿Y la posibilidad de una reforma tributaria?

Eso está envuelto en el mismo pleito en el Congreso. Durante la campaña dijeron que querían disminuir la tasa impositiva de las compañías desde 30% a 15%, pero está complicado en el Congreso, porque no están tan a favor de Trump como antes y, además, están viendo la posibilidad de que no haya ingresos por otro lado. Sería una reducción importante en la recaudación fiscal a nivel del gobierno federal.

¿Cuál es el principal riesgo para la economía de EE.UU. este año?

La posibilidad de una guerra comercial me parece lo más preocupante. Curiosamente, la economía no está tan mal, estamos cerca del pleno empleo. Estamos mucho mejor de lo que hemos estado desde 2008 y me parece sorprendente que Trump diga que llegó con una situación de porquería. No, el que llegó con una porquería fue el pobre Obama, quien llegó con tantas ideas y aspiraciones y no pudo hacer nada excepto limpiar la basura del gobierno anterior.

Su visión sobre Chile

¿Le inquieta la desaceleración que ha vivido la economía local?

No, creo que es normal considerando que Chile está pasando a una próxima etapa de su desarrollo económico que es buscar una sociedad más ideal. El Chile que conocí la primera vez que fui hace 25 años aspiraba a ser Suecia. Ya está llegando a ese nivel, pero no tiene la distribución de ingreso ni la movilidad social. Ya está el pastel sobre la mesa, pero la gente está insatisfecha con la tajada.

¿Cómo se puede resolver eso?

Es difícil. Todo el mundo está enfrentando el mismo problema. El éxito de los mercados financieros ha sido que si una familia rica tiene buenas asesorías sobre dónde invertir, puede defender su posición relativa e inclusive mejorarla. Los que no tienen, no lo consiguen. La movilidad social se está viendo perjudicada por el sistema financiero y eso no me gusta, porque soy uno de los defensores de la reforma del mercado de capitales que ha tenido tanto éxito en Chile. Tiene mucho éxito en crear la riqueza financiera, pero muy poco en hacer que esa riqueza financiera llegue a todos los estratos de la economía. Ahí está el problema. Admito que fui uno de los más a favor de la reforma del mercado de capitales, lo hicieron muy bien, pero la siguiente parte ha sido mucho más difícil, que es conseguir que se reparta mejor sin perjudicar los incentivos.