En Barbados, usted fue el último chileno en ganar un partido en cemento en Copa Davis. ¿Qué recuerda de ese partido?
Soy bien sincero: tuve suerte de que no jugué con uno de los sólidos. Me hubiera gustado jugar con (Darian) King, pero me pusieron a otro jugador (Russell Moseley), cuyo nivel era malo. Quizás si me ponían a King, hubiera estado peleado.
¿Por qué cuesta tanto ganar en esas canchas?
Hemos tenido buenos equipos, pero nos han jugado mucho en contra el clima y canchas muy rápidas. No somos especialistas. Sólo ha habido dos que jugaban muy bien ahí, Marcelo Ríos y Fernando González. A Massú también le costaba y al final se adaptó, pero los demás no. Además, tuvimos mala suerte con los sorteos, y los rivales saben que no somos especialistas. Pasó con Canadá, República Dominicana y Barbados.
¿Qué es lo más difícil?
La bola nos sobrepasa, sobre todo a los chilenos que les gusta jugar de derecha, ya que si no la pillan, les cuesta mucho arrancar y encontrar su tenis. Creo que los únicos dos que pueden jugar muy bien en cancha rápida son Garin y Jarry. Para atrás no veo a ninguno más.
¿Cómo se puede cambiar esta realidad?
Hay que empezar de raíz. A los niños y a los juniors hay que enseñarles a jugar en cancha dura y no tanto en arcilla. Hay que hacer torneos en superficies rápidas, pero lamentablemente no existen.