Jorge Awad llegó a la presidencia de Lan en 1994, cuando la aerolínea aún se llamaba Lan Chile y no tenía las dimensiones de una firma internacional. Hoy, tras la fusión con Tam, es la primera en capitalización bursátil, cuenta con una flota de 310 aviones y transporta 60,3 millones de pasajeros al año, en cinco continentes. Aquí cuenta en primera persona algunos de sus mejores momentos en sus casi 20 años de presidencia.
* Presidente sirviendo
"Cuando fuimos a buscar el primer Airbus 340, en septiembre de 2000, a Toulouse, Francia, nos regalaron una pierna de jamón serrano y en el viaje inaugural de regreso a Santiago me tocó partirla, rebanarla y servirla a los ejecutivos, directivos y prensa. Este es un rol no previsto para un presidente, pero así es el mundo de la aviación, donde muchas cosas no son previstas".
* Lanpass en mi postre
"Algo tradicional que me pasó en todas las comidas o almuerzos a los que fui en estos 18 años, es que a la hora del postre siempre me comí un Lanpass. ¿Qué significa esto? Antes del bajativo siempre me preguntaban cómo usar mejor los puntos. Siempre había una inquietud o sugerencia. Además, cada uno tenía una idea para mejorar el programa. Así, Lanpass se transformó en 18 años en un postre obligado en mi menú y nunca me intoxicó".
* Todo el Nacional me pifió
"Eso nunca lo olvidaré. Es la rechifla más grande que he tenido en mi vida. Fue frente a 40 mil personas y después de eso empecé a admirar a los jugadores de fútbol. En 2000 fui a entregar una donación de Lan de $ 200 millones a la Teletón. Era la primera vez que me tocó ir al evento de cierre en el Estadio Nacional. Al subir al escenario empecé a explicar la forma en que se había logrado esta cantidad, el apoyo de los trabajadores, de los pasajeros, etc... y empecé a sentir una pifia de todo el estadio, indescriptible. Pensé que me iba a desmayar, y ahí dije "por Dios, los jugadores de fútbol". El estadio entero lo único que quería era oír la cifra, y yo la di al final. Ahí aprendí que hay que hacerlo al revés".
* ¿Buenos Aires está en Lima?
"En uno de los primeros aniversarios de Lan Perú, me pasó que estaba dando el discurso de agradecimiento de todo lo que había sido el desarrollo de Lan Perú y digo: "y así como hemos anunciado tantas veces, desde aquí, desde Buenos Aires desarrollaremos una gran hub para la aviación del Perú". Fueron tan respetuosos todos, que nadie hizo ningún alarde de este error. Estaba todo el directorio de Lan Perú y sólo me lo hicieron ver cuando terminó el evento y me mostraron la grabación. Ese fue un discurso improvisado. Todos me dijeron que había sido efecto del pisco sour peruano. Esta anécdota la recordó Enrique Cueto cuando me hicieron la despedida en el Teatro Municipal".
* Piñera me pidió la presidencia
"En 2000, Sebastián Piñera me llamó un día y me invitó a comer a su casa. Hace dos años que había dejado de ser senador y me planteó que él siempre se iba a dedicar al mundo empresarial. El quería ser presidente del directorio y me pidió la presidencia de Lan. Me dijo: quiero ser presidente, y le contesté que bueno, que tenía todo el derecho del mundo y tenía todas las aptitudes para serlo.
Piñera me reemplazó en agosto y yo seguí como director. Fue por seis meses, hasta abril de 2001. Después él volvió al mundo político y yo retomé la presidencia. Soy uno de los pocos que pueden decir que él me reemplazó a mí y después yo lo reemplacé a él".
* La única vez en económica
"Fue en el avión presidencial. Con la Presidenta Bachelet me tocó ir a Washington. El avión presidencial tiene 20 asientos en primera clase y todos los demás son de económica. Ahí me tocaba a mí, pero en esos asientos no entraba. Ahí recordé lo que era viajar en turista. Si no es por la gentileza de las auxiliares del avión presidencial, que por suerte eran ex auxiliares de Lan, no habría podido dormir. Ellas me acomodaron en la primera fila de los asientos económicos. Me tiré en el suelo y pude descansar en el vuelo".
* Su peor vuelo
"Fue en 1994 y estaba hace poco en Lan. El vuelo desde Buenos Aires a Europa. Justo cuando estábamos sobre Uruguay, pasamos una tormenta con granizos y rayos. Había mucha turbulencia. Delante mío estaba sentado el canciller Enrique Silva Cimma con mucha tranquilidad. Ahí me di cuenta que él tenía muchos más kilómetros en el cuerpo que yo. Reconozco que antes era más miedoso a volar, pero a medida que fui conociendo el ambiente y los fuertes entrenamientos a que someten a los pilotos, uno se da cuenta que están preparados para situaciones extremas".