"Todavía no consigo que la composición sea un proceso festivo y agradable", explica Jorge Drexler (53), hablando de su nuevo disco, Salvavidas de hielo, el que se encuentra presentando en vivo en Chile. "Es algo intenso, e importante, uno de mis favoritos; pero no es exactamente como un concierto, que es alegría pura. Implica muchas horas de paciencia frente a la hoja en blanco, además, lo que aparece allí es todo de uno mismo, y no siempre es lo que uno quiere ver. Componer es bailar con la frustración básicamente, es como aprender a integrarla y domarla de a poco", continúa.
En el material estrenado en septiembre, tomó una decisión audaz y experimental: en las 11 canciones del LP solo esta la guitarra como instrumento. "No hay ningún otro, solo lo que trae el ser humano, palmas, silbidos, y voz, además, de un canario de mis hijos que suena en Silencio", cuenta Drexler. Elementos que se procesaron digitalmente, y que le dan a la producción una sonoridad diversa, distintiva en temas como Mandato, convirtiendo a la obra en "una paradoja, de decir que el disco es de guitarra y voz, pero lo escuchas y no suena así", dice. Aunque aclara: "Fuimos hasta el nivel molecular en la guitarra y conseguimos al final un álbum que suena a madera, con lo que estoy muy contento".
Para su decimotercer disco, el artista que reside en España, reclutó a tres figuras del pop latino: Julieta Venegas (Abracadabras), Natalia Lafourcade (Salvavidas de hielo) y Mon Laferte (Asilo). "Fueron enormemente generosas e importantes. Mon fue la guía a territorios expresivos que yo no conocía, y que no hubiera llegado solo, le agradezco mucho", dice. La gira por Chile pasó el martes por Concepción y anoche aterrizaba en el Teatro Caupolicán, continuando hoy en el mismo lugar, y este sábado y domingo termina en Frutillar.