El plan lleva archivado cerca de 13 años. Cuando en 2004 Gonzalo Yáñez se integró a Los Prisioneros y empezó a trabajar con Jorge González, el norte siempre fue un proyecto en conjunto que sintetizara la sólida amistad impulsada desde esos días. Pero el calendario nunca coincidió, las motivaciones de cada uno adquirieron otras direcciones y, finalmente, el infarto isquémico cerebeloso diagnosticado en 2015 accionó una pausa indefinida, sobre todo ante una trayectoria cuyo destino se tornaba incierto.

Aunque a medias. Curiosamente, el complejo estado de salud reflotó la vieja idea del compadrazgo creativo y tuvo como resultado la canción Gracias, estrenada el pasado viernes 1 (en plataformas como Spotify), y que se convierte en el primer y único tema grabado por el músico en plena rehabilitación. De hecho, las dificultades arrojadas por la enfermedad -centradas de modo progresivo en la motricidad y en el habla- laten elocuentes en el sencillo: su voz suena en rodaje, la modulación se torna más dura, las palabras parecen avanzar a un tranco mucho más lento.

Yáñez explica: "Hoy su caudal creativo es otro, está en una onda más Leonard Cohen, en una etapa más oscura y hablada. A pesar de que se nota que no es el Jorge de antes, da cuenta de una nueva era artística".

En efecto, Gracias ilustra el reciente modus operandi de González. Semanas después del diagnóstico que lo tiene en reposo durante la mayor parte del tiempo, el cantautor comenzó a gastar tardes enteras escribiendo decenas de letras en su computador, las que después enviaba vía mail a su camarada, responsable de crearles una melodía. Casi todas ejemplificaban el difícil trance enfrentado desde hace dos años, con versos existenciales, autobiográficos e introspectivos. Cuando Yáñez conseguía adherir música a las líricas, se las mandaba de vuelta para que las comenzara a ensayar.

"Así empezamos un método", precisa el uruguayo. "Él me enviaba muchísimas letras, todas bien salvajes, algunas muy darks, bien oscuras. Eran muy intensas y filosóficas. Algunas me parecían demasiado crudas y otras más amigables, yo las fui juntando, hasta que en un momento me mandó una que tenía una estructura más de canción. Le dije que estaba buenísima".

Esa composición era precisamente Gracias, inspirada en la relación con su última novia, la diseñadora Daniela Valenzuela, quien lo acompañó en el difícil primer año de recuperación. En entrevista a fines de 2016 con La Tercera, el ex Prisionero revelaba la trastienda: "En ese tema agradezco a una mujer que estuvo al lado mío siempre". El track fue grabado a mediados del año pasado en un estudio capitalino, durante tres jornadas, además de contar con una base rítmica de solo guitarras y arreglos de cuerdas. Por lo demás, formará parte de una antología de grandes éxitos en solitario.

Mientras en Chile ha vuelto a la primera plana, González por estos días está fuera del país por asuntos personales, en su primer viaje al extranjero tras el ataque cerebrovascular. El 22 de agosto, y previa autorización médica, tomó un avión junto a su hermano, Marco, rumbo a Europa, con el propósito de visitar Berlín y Valencia, dos de las ciudades más significativas en el último período de su vida: en ambas residió durante varias temporadas. Mientras en la capital alemana visitó un par de amigos, en España se reencontró con uno de sus hijos, Leonardo.

Como ejemplo de la travesía, su Instagram publicó ayer una imagen de una caminata por Berlín, mientras participaba de una sesión fotográfica que integrará un próximo disco de demos. El cantante retornará a Santiago en los próximos días.