La madrugada del 4 de enero de 2013, Jorge Luchsinger recibió un llamado de su madre, Vivian Mackay, pidiendo auxilio, porque junto a su padre, Werner Luchsinger, estaban siendo atacados en su casa en Vilcún, IX Región. Minutos después, ambos murieron calcinados en el inmueble.
A más de un año desde ese episodio, el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, anunció ayer que no se aplicará la Ley Antiterrorista en La Araucanía, normativa que en este caso fue invocada por el gobierno del ex Presidente Sebastián Piñera y el Ministerio Público.
Tras el juicio, el tribunal oral de Temuco condenó a Celestino Córdova -el 28 de febrero- a 18 años de cárcel por el delito de incendio con resultado de muerte del matrimonio. Sin embargo, el delito terrorista no fue acreditado por los magistrados y no se aplicaron las agravantes contempladas en esta ley. De esta forma, su hijo Jorge Andrés criticó la decisión del Ejecutivo.
¿Qué opina de la decisión del gobierno de Michelle Bachelet acerca de que no aplicará la normativa?
Le pediría al gobierno que se abstenga de querellarse y que no participe más, porque se va a dar la contradicción de que la fiscalía, por una parte, está pidiendo una ley (antiterrorista) y, por otra parte, ellos (el gobierno) van a estar ante los jueces solicitando que no se aplique esta ley.
¿Cuál estima que sería el escenario si en el caso del crimen de sus padres se hubiese producido esta situación?
Estaría el querellante nuestro en la misma línea de la fiscalía, y se daría la paradoja de que el otro querellante (del Ejecutivo), en el asiento contiguo, estaría solicitando otra ley distinta, entonces es algo que no tendría sentido.
¿Cómo se sienten con esta decisión?
Vamos a estar más abandonados que antes por la sensación de impunidad, porque los que cometen estos delitos se van a sentir amparados por el sistema. O sea, nosotros estaremos más desamparados ante la justicia. Hay frustración, porque estos hechos siguen ocurriendo en la zona.
¿Qué se puede hacer con estos grupos violentistas?
Hay grupos que siguen actuando con violencia y que nadie les pone atajo; al contrario, a los que les han comprado tierras, aún (siguen) con presiones. Los que sufren las consecuencias son las mismas víctimas.
¿Qué le parece que Conadi aún no nombre oficialmente un director?
Eso sería importante siempre y cuando llegue una persona que haga y entregue soluciones concretas. El hecho de que se nombre o no (a un director), o se agilicen las compras de tierras, no será la solución, al contrario, tiene que haber un cambio en la política para enfrentar el problema.
¿La compra y entrega de tierras a los mapuches va a solucionar el problema del conflicto?
No lo soluciona, incrementa el problema. (...) O sea, ese tipo de actos que se están ejerciendo (atentados y enfrentamientos con carabineros) son presiones que no debiera permitir la autoridad. Eso es permanente, y no solamente a nuestra familia, sino que en varios sectores y muchas partes de La Araucanía.
¿Por qué?
Porque en nuestro caso, desde que se compró el predio (a su tío Jorge Luchsinger Villiger), ha seguido permanentemente el problema en el sector.
¿Hay temor entonces?
No, temor nada, es una realidad, es algo que uno ve habitualmente y permanentemente. No tenemos temor de que vaya a pasar algo, las cosas ya están pasando.
¿Se da un amedrentamiento permanente?
Es permanente, sí. Es un amedrentamiento, porque no se permite que se trabaje tranquilo, se intimida, se daña, se causa perjuicio a las cosechas, a la infraestructura, y eso es permanentemente.