Era el momento de que el penquista Jorge Martínez diera el golpe definitivo para quedarse con la categoría R3 y lo consiguió.
Gracias a una mezcla entre el fuerte ritmo impuesto y una serie de "ayudas" de sus rivales en la fecha de Casablanca, el Niño Maravilla se convirtió en el bicampeón de la única serie que quedaba por definirse en el Rally Mobil. Así se acrecienta su figura como el piloto más dominante del campeonato en su historia, con la séptima corona de su trayectoria.
Aunque había advertido que saldría con una actitud más conservadora, durante los primeros especiales mantuvo un ritmo que su escolta Tomás Etcheverry no pudo seguir, principalmente porque el Citroën DS3 del osornino quedó muy dañado luego del volcamiento del sábado.
Sin embargo, el buen panorama de Martínez estuvo a punto de apagarse, tal como su Renault Clio. El vehículo llegó como pudo al parque de asistencia y no encendió más. La batería decía basta y ponía un manto de dudas sobre su continuidad en la carrera.
Al final, un trabajo intenso del equipo de mecánicos del equipo Cirkus Rally, además de una segunda batería, salvó el auto y las chances del título de Martínez y su navegante, el argentino Alberto Álvarez.
En el último prime, y tal como sucedió el sábado, Etcheverry se bajó definitivamente de la pelea por la corona. Un trompo le hizo perder mucho tiempo y destruyó las pequeñas ilusiones que tenía el piloto del Entel Sony Xperia y entregó el séptima campeonato a Martínez, a quien para quedarse con el "bi" le bastaba terminar mejor que su rival ayer.
Igualmente hubo sufrimiento: "Nos falló el sensor de seguridad al final, nos queríamos morir", sostuvo Martínez. "Pero lo importante era llegar con el auto. Teníamos una buena diferencia, estábamos bien en la etapa, así es que no salimos a arriesgar. Esta temporada manejamos mucho mejor que el año pasado, abandonamos dos carreras y pudimos sacar adelante el campeonato, en ese sentido estamos muy satisfechos y felices", matizó.
En tanto, un emocionado Álvarez repasó lo que fue un año difícil al principio, pero que cerraron con una corona. "Cuando uno gana con autoridad y sigue demostrando que puede ser amigo, divertirse y ganar, es increíble. Recuerdo que en marzo Jorge me llama saliendo de su matrimonio y me dice que perdimos nuestro auspicio. Ahora, otra vez ganamos el campeonato y es mérito del equipo Cirkus y de Renault Sport, que apoyó y vio en Jorge alguien que podía devolver todo", explicó.
La Serena, fecha clave
Ambos concordaron con que el título quedó marcado después de la fecha de La Serena, donde ganaron todos los puntos. "Si bien no es una carrera que me gusta mucho, ahí marcamos la diferencia. Todas son claves, pero sí allá fue una carrera linda, porque nos llevamos todo", sostuvo Martínez. "Fue siempre un rally esquivo para nosotros y lo pudimos ganar", agregó Álvarez.
Martínez aumenta la diferencia en el palmarés con siete coronas, cinco en la N4 (2005, 2007, 2008, 2009 y 2012) y dos en la R3 (2013 y 2014). Con ese expediente, en diciembre se presentará en las oficinas de M-Sport en Inglaterra a probar un R5 y ver si puede expandir su carrera al extranjero.
M-Sport es uno de los principales equipos de rally a nivel mundial y, en rigor, es una filial deportiva de Ford. Ha acogido y trabajado con equipos privados y también en otras competiciones tuercas, como su labor con Bentley para el British GT.
Así, parece que Chile le quedó chico al Niño Maravilla del rally.