Jorge Ormeño recuerda que la última vez que tuvo que enfrentar a Colo Colo su mente estaba puesta en Valparaíso. Un día antes, un incendio arrasó con el sector La Pólvora y afectó a doce barrios del puerto, enclavados en varios cerros. Casi tres mil viviendas fueron destruidas. Hubo 15 muertos y 500 heridos. 12.500 personas lo perdieron todo. "Fue sumamente trágico. Nos tocó ser el invitado de piedra de Colo Colo el semestre pasado. Celebraban ellos. Nosotros estábamos muy apenados, porque a muchos compañeros y funcionarios se les habían quemado las casas. Nuestras cabezas estaban en otro lado. Fue un momento muy doloroso, que lo pudimos palpar. Lamentablemente, no pudimos suspender el partido. En eso dejo de lado a los jugadores de Colo Colo, que no tienen responsabilidad. Pero nos dolió", reconoce.
Desde ese momento, la tragedia se transformó en un motivo de inspiración. Ingrato, por cierto, pero que unió al plantel de Santiago Wanderers en torno a dos objetivos: escapar de los últimos puestos y darle una alegría a su gente. La ambición fue creciendo a medida que avanzaban los partidos y se sumaban los buenos resultados. "Pensábamos en los momentos que vivimos con los hinchas. La ciudad salió adelante con muchos damnificados. En lo que tuvimos que hacer con nuestros compañeros, con nuestras familias. En el esfuerzo que pusimos todo el año por estar en este sitial. Tuvimos la fortuna de estar en los cerros con el hincha wanderino, que sufrió mucho y de aportar con nuestro granito de arena en lo que se pudiera: con dinero, con mano de obra, con materiales".
Ayudas solidarias
El ex volante de Universidad Católica sumó un motivo adicional. Nació en Valparaíso y tiene varios cercanos entre los afectados. Por eso, fue más allá de la declaración de intenciones. Había que hacer algo y el referente wanderino brindó su respaldo. "No me gusta decirlo, pero estuve en la zona, ayudé con lo que se podía. Le cooperé a cuatro o cinco familias para que comenzaran los cimientos de la construcción de sus casas. Pero no es algo que me guste decirlo. Varios jugadores se comprometieron. Moisés (Villarroel), que era nuestro capitán, anduvo por todos los cerros. Eso nos fortaleció como grupo. Sin quererlo, el incendio nos comprometió como plantel. Quizás esto sea el fruto".
Sin embargo, la explicación del buen rendimiento también tiene un ingrediente futbolístico. Que va mucho más allá de ser un matiz. "Se encontró un cuerpo técnico que nos trajo tranquilidad y que tenía muy claro lo que le faltaba a Santiago Wanderers. Llegaron refuerzos de calidad. Se armó un buen equipo. Lo externo influyó mucho. Obligó a todos a identificarse con el club, a entender qué significa estar en Wanderers y cómo se vive ese cariño en los cerros. Todo eso se conjugó para formar un buen plantel".
Hoy, Ormeño y su tropa viven un momento especial. Que lo es un tanto más para el capitán caturro. Está próximo a cumplir 38 años pero su condición parece intacta. Lo ha destacado Emiliano Astorga. El mediocampista disfruta, como en 2001, en el último título del club, en el que también participó. "Es especial. Sumamente importante para mí. Era lo que quería en un principio, cuando me decidí a dejar un club tan grande como Católica. Volví al club que amo. Mi sueño era verlo como protagonista y lo estamos logrando. Siento un orgullo enorme. Fueron dos años difíciles. Estoy orgulloso de mis compañeros, quienes me permiten estar en una instancia como ésta. El compromiso es enorme. Con la ciudad y con nosotros mismos. Me imaginé peleando cosas importantes. Quería que el club tuviera un renacer, que tuviera posibilidades de peelar por algo, que el medio volviera a cubrirlo tal como lo hizo en las campañas desde 2001 en adelante. Volver a pelear un título era impensado. Ahora que está a la mano, no podemos dejarlo pasar" sintetiza.